Segunda Navegación

Segunda entrega de las memorias de Alejandro Llano, catedrático de metafísica. Aparecen personajes y situaciones de distintos momentos de su vida, agrupados por temas: la universidad, su madre, la crisis de la Educación en España, sus maestros...

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2010 Encuentro
424
978-84-9920-059-0
Valoración CDL
3
Valoración Socios
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Imagen de JOL

Este volumen es la segunda parte de las memorias del autor. Como no podía ser de otro modo, sigue las peripecias de su vida y ,al hilo de ellas, reflexiona con profundidad de filósofo sobre cuestiones actuales y permanentes del ser humano. Con precisión intelectual y vital analiza las situaciones y circunstancias que necesitan luz para ser interpretadas y valoradas. Siempre escribe con soltura, con espontaneidad, con respeto a las personas aunque señale actuaciones deficientes. La gracia y la sal están presentes en todo momento. La fe abre tantos horizontes al intelectual sin disminuir el rigor de su pensamiento.

Unos capítulos interesarán más a unos lectores que a otros, pero todos son interesantes. Señalaré sólo el título de algunos: Responsabilidad cívica (compromiso del que piensa en socialdemocracia de verdad); la representación y otros enigmas (más filosófico); en busca de la cultura perdida (no todos se atreven a decirlo ni tienen capacidad para sugerir soluciones); la innombrable (es la tesis, especial para universitarios); empresa y humanismo; maestros (ya quedan pocos); la funesta manía de educar (es su caso); en una democracia ficticia (patente sólo para unos pocos); en el umbral de las academias (el mundillo intelectual con sus grandezas y miserias); entre moral y política (tan escaso y siempre necesario); y acaba con ¿recobrará la universidad su alma? (no lo tenemos fácil). Libro recomendable para universitarios, profesores, intelectuales. Recomendaría una lectura general y luego volver sobre algunos capítulos a gusto del lector.

Imagen de fcrosas

Delicioso texto, más próximo al ensayo que a las memorias. Se puede disfrutar sin haber leído Olor a yerba seca, la primera parte de esta peculiar autobiografía intelectual, pero como culminación de la primera entrega resulta clarificador.
Alejandro Llano y unos pocos más (entre los que no me atrevo a incluirme), piensan. Los demás, imaginamos... o, como mucho, intentamos pensar.
Llano cumple con los clásicos preceptos de naturalidad, claridad y precisión. Nos aproxima a la vez al Mundo (con mayúscula) y a su mundo interior. Recomendable para todos los públicos. Casi indispensable -no hay libros imprescindibles, salvo la Biblia- para todo el que se considere, de algún modo, universitario.