Tifón

Este volumen (Janés, 1948) reúne cuatro relatos. Dos de ellos tratan de la navegación ("Tifón") y de la vida a bordo ("Falk"), y los otros dos se refieren a personajes recién desembarcados: un náufrago que arriba a las costas de Gran Bretaña ("Amata Foster") y un capitán de marina jubilado ("Mañana"). Y es que Joseph Conrad había sido marino mercante y fue la escritura quien le rescató del mar.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1948 José Janés
313

Publicado en 1902.

2008 Alianza Editorial
144
978-84-206-6244-2

Biblioteca Conrad.

2000 Grijalbo Mondadori
159

Título original: TYPHOON. Traducción: Rosa Regás. Ilustraciones: Juan Bonilla.
Letra: XL

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Al leer las obras de Conrad, y estoy hablando en general, tanto de las más conocidas como de las docenas de relatos breves que publicó, encontramos algo que no cuadra y ese algo es la historia misma. Conrad había sido un hombre de mar y cuando comenzó a escribir docenas de anécdotas, historias del mar y de tierra firme ocupaban su cabeza. El autor escoge una de ellas y empieza a contarla despacio, cuidadosamente; con el mismo mimo dibuja los personajes y su entorno. Si la historia es creíble, si no se aparta de la realidad, el relato resulta perfecto. Cuando el autor abre la puerta a su imaginación entonces la cosa es distinta.

"Tifón" es una historia maravillosa en la que prácticamente no ocurre nada o muy poco. Cuenta un accidente de navegación, un tifón en el Mar de la China. De las ciento diez páginas que componen el relato noventa las dedica el autor a describir la tormenta. El lector siente la angustia producida por la furia de los elementos y el miedo a un naufragio inminente. He aquí la primera de las cualidades literarias del autor, su maestría para las descripciones.

La segunda cualidad del autor es la perfecta caracterización de los personajes. Es fácil darse cuenta de que él conoció en carne y hueso a los personajes que describe, por lo que no tiene ninguna dificultad para presentárnoslos y dejarlos actuar. Es posible que se demore en darnos acceso a la intimidad del protagonista, o que nos confunda pintándolo como muy bueno o muy malo, de forma que lleguemos a odiarlo; pero cuando el autor nos da acceso a los sentimientos del personaje lo comprendemos y lo absolvemos de buena gana ("Falk"). Los sentimientos son muy importantes en la obra de Conrad ("Amata Foster" o "Mañana"), a pesar de que sus personajes sean británicos, aparentemente fríos. El autor se limita a observarlos y dejarlos que piensen en voz alta.

La capacidad de Conrad para alargar la historia, prolongando su misterio, es también su talón de Aquiles. Las nuevas situaciones a las que arrastra a sus personajes, p.e. en "Lord Jim", tienen un mal engarce con las anteriores, lo que hace difícil llegar a un desenlace razonable. No se escribe una novela alargando indefinidamente un relato o introduciendo al protagonista en nuevas situaciones sin relación con las anteriores. En conclusión, Conrad es un excelente contador de historias. Si éstas son creíbles el relato es perfecto, porque la prosa y los personajes también lo serán. Lo que este autor no puede hacer es escribir una novela, porque ésta necesita una trama y el autor no parece capaz de crearla.