Todo ese fuego

16 de julio de 1846. En la casa parroquial del pueblecito inglés de Haworth, las tres hijas del pastor comienzan la jornada ocupándose de las tareas domésticas mientras esperan que llegue la tarde, cuando puedan sentarse juntas para dedicarse a escribir a escondidas las novelas que ansían publicar. Son las hermanas Brontë, tres mujeres solteras de alrededor de treinta años que, desde la infancia, gracias a la literatura, han sobrevivido a las tragedias familiares, la falta de recursos económicos y el aislamiento. 

Durante ese verano, Charlotte escribe Jane Eyre. Emily se dedica a Cumbres borrascosas. Y Anne se concentra en Agnes Grey. Ignorando el extraordinario destino que espera a sus obras literarias, las tres vierten en ellas sus sueños, sus frustraciones y sus pasiones ocultas, convirtiendo aquella casa oscura y vulgar, atravesada por las muertes tempranas de muchos de sus habitantes, en un espacio lleno de luz.

Novela exquisita que bucea en la vida de tres famosas escritores inglesas del siglo XIX, las hermanas Brontë. Sobre datos reales la autora construye esta novela valiosa. Falta un índice de las parte o de capítulos, una moda  desagradable para los lectores porque impide la búsqueda, el repaso y la síntesis. 

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2015 Planeta
256
978-84-08-14470
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La autora bucea en la vida de las tres hermanas Brontë: Charlotte, la autora de “Jane Eyre”; Emily de “Cumbres Borrascosas”; y Anne de “Agnes Grey”. Tres mujeres, ttres grandes personajes, y tres grandes novelistas del siglo XIX inglés. Son hijas del Reverendo Patrick, viudo, que vivieron en la rectoría de Haworth pero volaron muy lejos con sus inolvidables personajes.

Sus novelas expresan el alma humana, singularmente de la mujer, como un espejo puesto para reflejar el mundo; y sus excelentes poemas son la vida interior que sale a la luz, a pesar de ellas. Tres mujeres provincianas pero con autonomía propia gracias a la excelente educación que les dio su padre, hombre creyente e intelectual, y ellas empedernidas lectoras en ebullición que se reunían cada tarde –después d elas faenas domésticas o de dar clases- para dar vida cada una a sus personajes, que encarnan sus propios sentimientos, frustraciones y esperanzas.

Quien ha leído sus novelas entiende el poder transformador de la literatura en la sociedad, pues esas novelas fueron muy admiradas pero recibidas con preocupación por la sociedad victoriana, y eso que las publicaron con pseudónimo masculino de Bell.

La fe anglicana está presente como trasfondo de una familia marcada por el dolor pues los ocho hijos del buen pastor van muriendo uno a uno, después que su madre, de la tuberculosis, la enfermedad mortal de entonces. Charlotte, la mayor y superviviente, sufre pero no pierde la fe y menos su padre, y en medio del desconcierto viven esa fe de un modo más positivo de lo que refleja la autora que sospecha de su profundidad y no logra sintonizar con ella. Por ejemplo, Charlotte se proyecta en “Jane Eyre” con una fe auténtica aunque no muy formada. Puede pensarse en una fe con carga sociológica pues en parte es verdad pero también muy real y que sustenta a las personas sobre todo en momentos muy duros. En cualquier caso es una novela bien escrita, emocionante y muy viva de principio a fin. Anima a leer o releer algunas de esas novelas y reafirmarse en que cada novela es la vida del autor. Quizá también de Ángeles Caso.