Un safari en mi pasillo

´El cristiano no es un Tartarín de Tarascón, empeñado en cazar leones donde no puede encontrarlos: en los pasillos de su casa. Quiero hablar siempre de vida diaria y concreta: de la santificación del trabajo, de las relaciones familiares, de la amistad´

Al repasar los capítulos de este libro en busca de un título, me han venido a la memoria estas palabras y otras semejantes oídas de labios de San Josemaría. Es cierto; ni en los pasillos de mi casa, ni en los de los centros que he atendido como capellán he encontrado nunca alimañas peligrosas. Sin embargo la vida ordinaria también es un safari. Y los adolescentes -por ejemplo los que vienen en las páginas siguientes- aunque parezcan mansos corderos y se nos metan en el corazón, son, a su manera, peligrosos leones: simpáticos leones, fieras insufribles y adorables.

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