Un viejo que leía novelas de amor

Antonio José Bolívar Proaño vive en El Idilio, un pueblo remoto en la región amazónica de los indios shuar (mal llamados jíbaros), y con ellos aprendió a conocer la Selva y sus leyes, a respetar a los animales y los indígenas que la pueblan, pero también a cazar el temible tigrillo como ningún blanco jamás pudo hacerlo. Un buen día decidió leer con pasión las novelas de amor -«del verdadero, del que hace sufrir»- que dos veces al año le lleva el dentista Rubicundo Loachamín para distraer las solitarias noches ecuatoriales de su incipiente vejez. En ellas intenta alejarse un poco de la fanfarrona estupidez de esos codiciosos forasteros que creen dominar la Selva porque van armados hasta los dientes pero que no saben cómo enfrentarse a una fiera enloquecida porque le han matado las crías. Descritas en un lenguaje cristalino, escueto y preciso, las aventuras y las emociones del viejo Bolívar Proaño difícilmente abandonarán nuestra memoria.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2006 Tusquets
144
1996 Tusquets
137

Primera edición: 1993.

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3
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Género: 

Comentarios

Imagen de quicom

 Un entretenido relato épico del enfrentamiento entre el hombre y la selva, con un fondo que reivindica con fuerza el respeto de los animales y la naturaleza y la sabiduria de los habitantes indigenas. 

El protagonista -el viejo apasionado por las novelas de amor- despliega un conocimiento soprendente para cualquier profano del mundo salvaje.

Pienso que gustará mucho a los amantes del campo, de la caza y de los animales  y entretendrá a los que gusta la buena literatura. El lenguaje es impecable y la capacidad de descripcion del autor, sin ser prolija, tiene una cpacidad rememorativa prodigiosa.

 

 

Imagen de fcrosas

Hay quien ve en esta novela corta, de estructura y ritmo narrativo impecables, una denuncia político-ecológico-colonial-social. Algo de eso hay, pero, fundamentalmente, se trata de un relato épico. La épica de siempre... la de los héroes. Aquí, un héroe sencillo, menor, "perdido" en la selva amazónica... pero un héroe. Y los héroes siempre nos caen bien y nos gusta identificarnos con ellos. Es una lectura refrescante...

Imagen de Rubito

Curiosa y entretenida obra que, como en muchos casos, no es lo que sugiere el título. Es cierto que el protagonista leía cartas de amor y al ser preguntado por su posible contenido erótico, etc, respondía que él no leía ese tipo de novelas; él lee novelas de amor, de ese amor "que duele, que hace sufrir". Este personaje tiene una serie de valores que dificilmente pueden darse en el ambiente tan difícil donde vive. Es querido por las tribus cercanas que le consideran como uno más, conoce los secretos de la selva como ellos, de los que lo aprendió, es respetado incluso por el déspota alcalde y tiene buenos sentimientos. La obra tiene tensión, muy buen ritmo, no se pierde en circunloquios y está escrita con lenguaje cristalino, escueto y preciso. En resumen, una novela que se lee con gusto y deja buenos recuerdos.