Visión de España en la Generación del 98

Antología de textos de Ganivet, Azorín, Baroja, Valle-Inclán, Maeztu, Unamuno y Antonio Machado. Entre 1890 y 1934 aproximadamente, estos autores se preguntan por España y su declive como empresa colectiva. Se toma como referencia generacional el año 1898. En ese año España pierde sus últimas colonias en América y el Pacífico, la Monarquía está desacreditada y surgen las primeras tentaciones separatistas. Los autores se vuelven hacia Castilla y se preguntan porqué ya no opera como elemento unificador del país.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1977 Editorial Magisterio Español
496
84-265-7015-1

Antología de textos.

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Alrededor de 1898, un grupo de hombres de letras se pregunta por las causas de la decadencia de España como empresa colectiva. Vuelven su mirada hacia la que históricamente ha sido nucleo de la nación española y gestora de su unidad: Castilla. Contemplan el paisaje, repasan su historia y sus mitos, y tratan de profundizar en su carácter. Ellos pertenecen a la periferia peninsular; Ganivet y Machado son andaluces, Azorín levantino, Valle-Inclán gallego y tres vascos pertenecen a esta Generación: Unamuno nacido en Bilbao, Baroja en San Sebastián y Maeztu en Vitoria. Políticamente son opuestos al régimen de la Restauración y en religión no están cercanos al catolicismo.

Comencemos por decir que Cataluña no se cita ni una sola vez en esta Antología, ni hay autores catalanes adscritos a la Generación del 98. Parece como si la preocupación por el futuro de España no rigiera para el Principado. Sólo en una ocasión se hace mención del "problema catalanista" y en alguna otra se menciona el separatismo; no obstante, queda claro que para estos autores existen dos Españas: el centro y la periferia. Tanto Azorín como Maeztu explican que la causa reside en la industrialización; ésta dota a la periferia peninsular de un dinamismo del cual carece el centro. En éste, una agricultura atrasada mantiene a la población en la pobreza y favorece estructuras políticas caciquiles.

Podemos preguntarnos si el distinto grado de desarrollo económico e industrial fomenta la disgregación, cuál es el capital del que dispone Castilla. La respuesta -Unamuno, Maeztu- reside en la fibra moral. El español es individualista, en ocasiones dado a la discordia, a veces mansurrón, pero sabe sufrir y reunirse alrededor de un lider. Castilla produce capitanes y cuando lo hace es imparable. El modelo hispánico está en Fernando III "el Santo", Rodrigo Díaz de Vivar, Fernández de Córdoba, Juan de Austria, Cortés, Pizarro, etc... El español no es gregario por naturaleza y para actuar necesita sentirse bien conducido; entonces da de si mismo lo que puede y aún lo que no puede. En este sentido don Quijote es un modelo español. Paradigma de la acción individual, no tiene miedo al rídículo y se mueve en base a ideales de justicia y servicio.