Vivir con sentido

La existencia: una aventura única.

Sin sentido, la vida es absurda. Nos aboca a un 'vivir a tope' autodestructivo, y si sobrevivimos, a un tedioso 'ir tirando' con motivaciones parciales e insuficientes. Vivir con sentido requiere un vínculo real y decisivo con un Dios a la vez distante y cercano que nos ofrezca el porqué último de nuestra existencia. Ese vínculo no puede ser otro que la fe; en concreto, la fe cristiana, en la que los argumentos y las razones tienen más peso del que muchos piensan.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2001 Martínez Roca
253
2009 Martínez Roca
253
9788427035003
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3.5
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Comienza con un análisis de la situación vital del hombre de hoy, de su radical necesidad de interrogarse y de las posturas que no dan satisfacción a sus inquietudes más profundas. Seguidamente plantea el "saber mirar" como punto de partida para iniciar la búsqueda del sentido de la vida, realizando una crítica de las "miradas" que dificultan encontrar la verdadera respuesta.

Tras este análisis introductorio, el libro se centra en los pasos que el hombre debe dar en su tarea de hallar aquello que justifique su existencia: cinco
"escalones" que le conducen desde las preguntas más básicas a nivel antropológico hasta el interrogante último sobre el Absoluto como Dios personal
con quien se puede establecer una auténtica relación.

Admitida ya la necesidad del encuentro con Dios como única posibilidad de "vivir con sentido", se suceden distintos capítulos que abordan de manera somera diversos temas destinados a facilitar al lector el lograr dicho encuentro: la Revelación que Dios hace de Sí mismo, la respuesta del hombre, la fe y los escollos que el hombre creyente debe evitar en su camino hacia ella... y un breve estudio de las principales religiones.

En la parte final del libro, Manglano distingue entre un pseudo-cristianismo incapaz de dar respuestas a la búsqueda de sentido y un cristianismo que es encuentro con el Dios personal y otorga al hombre el conocimiento de la realidad de su esencia.

El libro es aconsejable para personas con una formación media que quieran tener una visión general acerca del problema del sentido de la vida y de la respuesta que el cristianismo aporta a esa cuestión. Al intentar abarcar tanto problemas antropológicos como teológicos, el grado de profundidad con que se analiza cada uno de ellos es, necesariamente, limitado. Sin embargo, el sentido común presente en todo el desarrollo, la amenidad de un lenguaje plagado de anécdotas y ejemplos, un excelente planteamiento pedagógico y una ordenada presentación de capítulos, hacen de esta obra una lectura muy recomendable.