educación infantil

El protagonista de este cuento siempre ha sentido curiosidad por el lugar donde esconden los magos a los conejos que hacen salir de sus chisteras. Decidido a averiguar la verdad, se hace pasar por el presidente de la Asociación de Defensa de los Conejos de Sombrero, se cuela en una de las chisteras de un mago, y va a parar a la Isla de los Conejos de los Sombreros. Al fin ha conseguido la respuesta a su pregunta.

Clara y David van a visitar a su abuela. Cuando están jugando en el salón, le piden que les cuente un cuento, y ella coge un libro y empieza a leer la historia de dos niños que juegan en una casa encima de un árbol, y que escuchan las historias que su abuela les cuenta.

Los niños no siempre «sueñan con los angelitos», a pesar del deseo de los mayores. Lo sabe muy bien el protagonista de este cuento, quien por las noches tiene que enfrentarse nada menos que a barcos piratas, tiburones, al Séptimo de Caballería, a una legión de momias, a monstruos, seres terroríficos y animales salvajes, hasta que consigue dar la voz de alarma. De inmediato su padre acude a la llamada y logra ahuyentar todos los peligros... Después, llega el sueño feliz.

El oso Ernesto, Pinocho, el robot Otomo, la bruja Amanda, los siete enanitos, la rana Renata… Dani tiene tantos amigos que necesita una cama más grande para que todos estén cómodos.

Todas las mañanas la mamá de Miguel entra en su habitación para despertarle y darle los buenos días. Pero Miguel está escondido entre las sábanas, y su madre tiene que ir deshaciendo la cama hasta que al fin le encuentra

Miguel es un pequeño conejo al que no le gusta tomarse la cena. Para conseguirlo, su padre coge un silbato y, simulando que es un tren, le va llevando sobre sus zapatillas por toda la casa y consigue hacer divertido todo lo que a Miguel no le gusta.

Kangu, el canguro previsor, quiere salir de excursión y prepara cuidadosamente todo lo necesario: un bocadillo, un vaso, un libro de cuentos, la radio... pero, parece que le falta algo. E invita a su amiga la tortuga para que le acompañe, aunque le gaste alguna broma.