Verdades, mentiras y puntos medios



La situación en la que vivimos
es, sin duda, compleja. Diría mi maestro que "el hombre se encuentra en una
situación problemática". Es más, creamos los problemas. Sin embargo, comparto
también la convicción de que somos capaces de resolverlos: al menos aquí
estamos y la historia no ha sido fácil.



Dentro de la problematicidad
que nos rodea, subrayaría una: la dificultad objetiva para saber qué está
pasando, cuáles son los hilos que mueven este maremagno. Admito que la formulación
de las "apreturas" puede parecer exagerada; pero ahí quería poner el dedo, en
esa llaga precisamente.



Hay tres variables –según
entiendo- que nos conducen a juzgar una situación como grave o leve, viable o aporética: el fin que se persigue, los medios de que se
dispone y la capacidad de hacerse cargo de la situación misma. Este último
factor puede dejarnos completamente fuera de juego. Y, a tenor del mundo en el
que vivimos, hacernos cargo de lo que pasa está tremendamente mediatizado;
siempre lo ha estado porque nunca ha sido posible ver y oír todo; nunca se han
tenido en la mano todos los datos de modo inmediato. Pero todos convendrán
conmigo en que la situación presente oscurece el camino de modo especialmente
notable.



Cuestiones como la corrupción, el
chantaje, la búsqueda de fines espurios so capa de "mejoras para la
ciudadanía"; la tendencia a llamar "libertades" a cualquier estado de cosas e
incluso a la dilapidación de todo estado de cosas; la minimalización
de la cultura y la libertad de pensamiento so capa de igualdad y eliminación de
prejuicios opresores… ¿Podríamos seguir? Podríamos, sin duda, concretar aún
más: ganar dinero en un programa de ayuda al tercer mundo; vender armamento a
países en los que la dictadura es el modo de gobierno; ceder ante chantajes de
terroristas para vender a la opinión pública no sé qué paz… ¿Podemos seguir?
Decir que es orden público a la detención ilegal, política; amenazar de muerte
a periodistas; comprar a gobiernos corruptos su silencio ante el tráfico de
personas, vestirlo de "ayuda humanitaria"… No, no seguiré.



Y algunos dirán que es
"exagerado": perfecto. Una pequeña cuestión: no consigo entender si es posible
decir que estas cosas no son ni verdaderas o ni falsas; o, que son verdaderas y
falsas simultáneamente. No consigo entender que sea posible decir que sean un
poco verdaderas y un poco falsas. Tan sólo me es posible vislumbrar que,
atendiendo al fin que se persiga y los medios de que se disponga, pueden
juzgarse como graves, muy graves o irrelevantes.



En tal caso, agradecería que no
se "maticen" los datos, sino que, tan sólo –y no es poco- se sea lo
suficientemente honrado como para explicitar los propios intereses, los
objetivos que cada quien persigue; y, si es tan amable, comparta conmigo alguno
de los medios de que dispone.



Hay días, muchos días -¿todos los
días?- en los que concluyo que, ante tamaño desmán, se precisa tamaño remedio:
de lo Alto habrá de venir; a lo Alto habremos de mirar.




Consuelo MartínezPriego


Prof. de Antropología Filosófica





Para leer más:




P. Moa,
Contra la mentira, Libroslibres, 2003


http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=1918



Andrés Ollero, Derecho a la verdad, Eunsa
2005


http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=3390



Francisco Ugarte, En busca de la
realidad, Rialp 2006


http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=4448