Enero de 2024, 16:30

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Madrid

Mayo, 2024

Elogio de las manos

Carrasco, Jesús

En el año 2011, el narrador de esta novela y su familia llegaron, de un modo azaroso, a una vivienda casi en ruinas situada en un pequeño pueblo del sur de España. Un acuerdo con el propietario les permitiría hacer uso de ella mientras él encontraba financiación para construir allí unos apartamentos.

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Imagen de JavierCanals

Este escritor nacido en Olivenza, Extremadura, saltó a la fama con su libro Intemperie, un relato crudo que habla de caciques, de poder, de pobreza, de desesperación y de la vida al aire libre. Le siguieron otras novelas, de corte muy diverso, y ahora una narración en parte autobiográfica, que difícilmente puede calificarse de novela, acerca de la relación del autor con el trabajo manual. Salvo los nombres, parece que el contenido descrito es en parte verídico, tanto en sus grandes líneas como en numerosos detalles.
El narrador comienza explicando cómo su amigo Joselu pasó una noche en un pueblo cercano a Sotogrande durante una travesía a vela con Ignacio, el propietario de una casa rural en ruinas y el terreno circundante. Al partir, le ofreció la posibilidad de utilizarla a su discreción hasta que comenzaran las obras de construcción de apartamentos, previstas para poco tiempo después. La idea de pasar allí las vacaciones de verano dio paso al deseo de arreglar la casa para hacerla más habitable. Con el tiempo, más de 10 años en total, la parcela se convirtió en el centro de la vida estival y vacacional de la familia del narrador. Los apaños iniciales dejaron su lugar a obras más extensas, generalmente sin ayuda ajena, durante las que el narrador y su familia se atrevieron cada vez con empresas más exigentes.
Carrasco combina los relatos familiares y vecinales con pensamientos y citas acerca de la vida humana, el progreso, los vínculos familiares y vecinales y la importancia de apreciar la relevancia que tiene cada día, irrepetible y digno de ser vivido. Por citar una frase de uno de sus capítulos: lo contrario de la vida no es la muerte, sino el miedo.
Muy buen libro, que da muchas y lúcidas ideas para afrontar el paso del tiempo.

Imagen de grpazos

Este elogio de las manos bien podría haberse titulado elogio de la sencillez, de los placeres que nos reportan las cosas más simples de la vida: la conversación con amigos, la vida familiar, la ilusión por adecentar una casa, el gusto de compartir mesa y sobremesa... En una época como la nuestra, que idolatra la sofisticación, este libro de Jesús Carrasco quiere ser un mentís que reivindica la felicidad primordial mediante un texto que hay que leer despacio para paladear su prosa exquisita y empaparnos de su sabiduría. Que nadie espere una trama trepidante ni un desenlace inesperado, y sí pasajes que, por su morosidad, quizá solo disfruten los muy cafeteros.

Imagen de cattus

Con su última novela, Jesús Carrasco ha ganado el Premio Biblioteca Breve de 2024. Relato en primera persona, sacado de la vida del autor y su familia. A lo largo de diez años, ocupan durante algunos periodos (vacaciones, fines de semana....), una casa ruinosa cuyo dueño espera los permisos para la demolición y la edificación de unos apartamentos turísticos en el solar que ocupa. A ellos, se unen otros parientes, amigos y habitantes de la zona, en Andalucía, con los que se va consolidando la relación. Por una parte, nos cuenta los diversos trabajos para adecentar la casa, con las limitaciones de la precariedad señalada. A esto se añaden interesantes reflexiones sobre el trabajo manual, la amistad, el contacto con la naturaleza, la educación de los hijos y otros aspectos de la vida, con muchos momentos divertidos, así como con algunos recuerdos del pasado de los protagonistas. No es fácil escribir sobre lo positivo de la vida, Jesús Carrasco lo consigue. Luis Ramoneda