Las mil y dos noches

Momentos finales de la Belle Époque, la guerra de 1914 y años posteriores en Paris. El centro de la novela es una fiesta organizada por un modisto en la ciudad de la moda. Poiret quiere emular a las mil y una noche y presenta una nueva línea de perfumes inspirada en el Oriente. El espectáculo realmente fantasioso, el número de invitados y su categoría hacen de la fiesta algo distinto y muy por encima de cualquier otro acontecimiento. Se rueda lo que ocurre en ella con el reciente invento del cinematógrafo; se pintan las escenas y los personajes y está presente Marcel Proust.

Aparte del modisto, los otros personajes principales son la condesa rusa Svetlana Slavskaya, amante derrochadora del modisto y su secretario Dimitri Ostrov, exquisito acompañante judío, y una modelo. El resto, aunque secundarios, también participan en la acción y están descritos con trazos certeros y bien caracterizados. Los ambientes de Paris y de la vida en sociedad son muy sugerentes y dejan ver cómo la autora se ha documentado en profundidad. Capítulo aparte merece la mención a los judíos y los pogromos en Rusia, su situación en Francia y ante la opinión pública.

¿Podemos hablar de una novela policiaca? Realmente si, porque hay un delito e interviene la policía, pero la novela es mucho más que todo eso, es un retrato parcial, pero histórico, de una época. La condesa rusa va a la fiesta acompañada de su secretario, al que quiere introducir en sociedad. Luce un costosísimo collar que le ha regalado un admirador. Después de un día de excesos constantes de todos los presentes, aunque solo se describan los del secretario, la condesa aparece muerta y sin el collar. Llegan el comisario de policía y su ayudante, que es el único que se da cuenta de que las cosas no son tan sencillas como opina el comisario, que lo que quiere es cerrar el caso. Se hace cargo de la investigación descubriendo al culpable, no sin dar antes los consabidos pasos en falso. Pero la novela no acabará ahí, al lector todavía le quedan unas cuantas paginas para redondear la trama.

En conjunto es una novela buena, culta, en la que el episodio delictivo es solo una parte y en la que hay un análisis de la conducta humana y de la psicología de ciertos personajes que viven momentos de fama y éxito; pero todo es efímero. También se descubre un mundo de apariencias en el que muchos personajes viven inmersos.

Hay un fondo sensual y varios momentos de escenas sensuales y sexuales que, aunque el lector los ve venir, podrían haberse omitido.