Los pilares de la tierra

Novela ambientada en Inglaterra entre 1135 y 1174, protagonizada por una familia de maestros canteros que participan en la construcción de una catedral, y por los dos hijos de un conde que luchan por recuperar el feudo de su padre.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2000 Plaza Janés
1038
978-84-663-4178
Valoración CDL
1
Valoración Socios
2.5
Average: 2.5 (16 votes)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

16 valoraciones

Género: 

Comentarios

Imagen de Azafrán

En 1123, la fuerza coercitiva que hoy día ejerce la policía en la sociedad, era ejercida por la crueldad de las sentencias. Cuanto más cruelmente era castigado un delito mayor temor infligía sobre la población, que en general evitaría el delito para no tener que enfrentarse a la crueldad de la justicia.

Empieza la novela con el ahorcamiento de un joven francés.

Como en todos los ahorcamientos, el ajusticiado tenía familia: una joven que se atreve a maldecir al prior, al señor con aspiraciones de noble y al sacerdote que ejercieron de tribunal ante la multitud congregada en la plaza, antes de huir para siempre. Hasta aquí el prólogo.

Durante las primeras 100 páginas, el autor nos presenta a la familia de Tom Builder, un albañil que sueña con construir una catedral. Tom se queda sin trabajo y emprende, junto con su esposa Agnes, su hijo mayor Alfred y su hija pequeña Martha, un peregrinaje por las tierras de Inglaterra en busca de un trabajo de construcción en piedra.

Todo lo que tienen es un cerdo, aparte de sus útiles de trabajo y eso es lo que se llevan.

En el camino son sorprendidos por unos proscritos quienes les roban el cerdo. Una mujer, Ellen, la joven que había pronunciado la maldición y su hijo, al parecer también proscritos, les ayudan. Le indican que en Salisbury se está construyendo una catedral y les indica cómo llegar a esa ciudad. Tom y su esposa Agnes esperan otro hijo. Durante los últimos seis meses del embarazo vagan por Inglaterra intentando conseguir un trabajo. Pero solo consigue comerse todos sus ahorros. Así que regresan al mismo bosque en el que les habían robado el cerdo en su primera salida. Allí Agnes se pone de parto. Agnes fallece en el parto y deja un bebé, al que Tom abandona encima del enterramiento de su madre pues no tiene medios para darle de comer.

Tras caminar un día entero Tom siente remordimientos y regresa en busca del bebé. Encuentra de nuevo a Ellen quien le informa que el bebé fue encontrado por un sacerdote y llevado a un monasterio y entregado al prior Philip. Allí le habían alimentado con la leche de una cabra. Philip investiga sobre si se ha visto por los alrededores a la joven que supuestamente habría abandonado al bebé. Así Tom se entera del paradero de su hijo pero no puede reclamarlo hasta que no cuente con un trabajo que asegure el sustento de la familia.

Tom y sus dos hijos, Alfred y Martha, vuelven a encontrarse con la mujer que les había ayudado a encontrar el camino de Salisbury, Ellen. Es la joven que había maldecido a los que ajusticiaron al joven francés. Tenía un hijo, Jack de diez años. La mujer comparte su cueva y sus alimentos con la familia de Tom y se une a ellos ocupando el sitio de la recién fallecida, Agnes.

El autor se centra en Philip, el prior de un pequeño monasterio dependiente de la abadía de Kingsbridge. Así el lector conoce la vida de este santo varón que desde niño vivió entre los monjes y que ha conseguido guiar con sabiduría y acierto su pequeño monasterio. Philip recibe la noticia de que se prepara una conjura para derrocar al recién coronado rey de Inglaterra, Stephen. Varios nobles de la zona participan en ella. Como monjes apoyan al nuevo rey quien se ha comprometido a favorecer a la Iglesia. Así pues, Philip se propone informar al obispo y hacia su palacio se encamina. Pero allí se encuentra a su arcediano, su hombre de confianza quien le sonsaca y manipula sin que el bienintencionado Philip se dé cuenta. Tras informar al arcediano, Waleran Bigod, Philip se encamina hacia la abadía de Kingsbridge que era su casa central. La llegada de Philip es muy oportuna. Acaba de fallecer el prior y la nueva elección de prior pudiera ser la ocasión para que la abadía recobrase su esplendor. Phiplip ansía un prior capaz de sacudir la pereza de los monjes y trabajadores de la abadía. Pero los monjes, algunos de ellos, interpretan que Philip quiere presentarse a la elección.

No se llega a producir la elección porque el arcediano Waleran Bigod visita repentinamente la abadía y nombra prior a Philip tras un acuerdo secreto para que, en caso de fallecimiento del obispo, fuese Waleran ratificado como nuevo obispo. Philip acepta el pacto deseando larga vida al obispo y sin saber que realmente, el obispo ya había fallecido. Después de la misa de toma de posesión del nuevo prior, Waleran habla con una familia de nobles, los Hamleigh. En la conversación aparentemente ocasional, desliza suficiente información para que esa familia, cuyo hijo había sido rechazado en matrimonio por la hija del conde Bartholomew, pueda tomarse venganza: el conde Bartholomew es el organizador de la conspiración contra el rey Stephen. Si consiguen demostrarlo su honor quedará lavado.

El descubrimiento de la conspiración y la derrotar del propio conde en su castillo es presenciado por Tom y su familia. Tom llevaba un día contratado por Bartholomew para reparar su castillo, cuando se presentan las huestes de los Hamleigh y se llevan prisionero ante el rey Stephen al conde Bartholomew. Así, Tom y su familia, muertos de hambre y frío, llegan a la abadía de Kingsbridge, donde ahora Philip es el prior. Los monjes les dan cobijo y alimento. Aquella noche la iglesia de la abadía arde y sus muros se desmoronan y es así como Tom resulta contratado sine die.

Durante las doscientas páginas siguientes, el autor nos presenta el mundo de la abadía: los monjes viven allí por comodidad, carecen de piedad en su vida de oración. La regla de san Benito, “reza y trabaja” parece una burla. Se mueven por intereses del poder. En algunos momentos se pone en duda su vida de castidad, los que hacen bien su trabajo no rezan y los que rezan no trabajan. El arcediano no es descrito en mejores términos. Un hombre manipulador que consigue su nombramiento en lugar del hijo del obispo que también podría considerarse candidato. En fin, un panorama de la Iglesia más parecido a una sociedad alejada de Dios.

La primera mitad del libro termina con la salida de la abadía de Ellen, la nueva pareja de Tom, que es reconocida por uno de los monjes y acusada ante el obispo de fornicadora por no haber contraído matrimonio con Tom.

A continuación nos encontramos a Philip, el prior de la abadía de Kingsbridge, que intenta conseguir dinero para levantar la iglesia arrasada por el fuego. Recibe la visita del antiguo arcediano, hoy obispo, Waleran Bigod. Este le propone ir a ver al rey Stephen y pedirle el condado de Bartholomew, el traidor, con la finalidad de conseguir fondos para levantar la catedral. Coinciden, mientras aguardan audiencia, con los Hamleigh, quienes ya habían solicitado el condado de Bartholomew, el condado de Shiring, haber sido ellos quienes habían derrotado y entregado a Bartholomew al rey Stephen. Así que, cuando el rey Stephen recibe la petición del obispo Waleran,  no puede concedérsela porque ya se había pronunciado a favor de los Hamleigh. Los Hamleigh el día anterior habían desvelado al prior Philip  que las intenciones del obispo Waleran no eran piadosas pues él mismo estaba construyendo su propio castillo y lo que pretendía era encontrar recursos para concluirlo. No buscaba ayudar a la abadía sino utilizar esa excusa para conseguir piedra y madera fáciles.

Philip consigue que el rey quede satisfecho tras negociar la entrega del condado al padre de William Hamleigh, como conde de Shiring, y el derecho a obtener los recursos necesarios de la cantera y del bosque del condado entregado a la abadía de Kingsbrigde. Este pacto conseguido con astucia por el prior de Kingsbridge a espaldas del obispo, provoca el juramento del obispo Waleran amenazando a Philip con que “nunca conseguirás construir la catedral”.

Así que, Waleran va a visitar a los Hamleigh y les propone un nuevo  y productivo asunto. Se trata de pedir al rey que retire a la abadía de Kingsbridge todos los recursos prometidos y no le autorice a construir la catedral y en su lugar se construya la catedral en Shiring, sede del obispo Waleran y capital del condado de los Hamleigh: todo quedaría para ellos dos.

Con esta finalidad, Waleran invita al rey Stephen a las celebraciones de Pentecostés en la abadía de Kingsbridge para que el propio rey vea la lentitud de los trabajos y que el prior no será capaz de construir la catedral y así el rey acceda a su petición.

Diez días antes de Pentecostés y por lo tanto, de la visita del rey Stephen a Kingsbridge para comprobar que las acusaciones Waleran sobre la incompetencia del prior Philip para levantar la catedral en Kingsbridge, Philip recibe un aviso de Canterbury desvelándole el plan de Waleran. Mucho se había hecho en la abadía pero no sabía si el rey lo valoraría suficientemente. A Philip se le ocurre que si concede indulgencias plenarias a los fieles de la comarca que acudan los domingos a trabajar voluntariamente y sin salario en la nueva catedral quizás el domingo de Pentecostés el rey Stephen encuentre un ambiente de trabajo tal que contraste con las acusaciones del obispo Waleran. El plan de Philip da resultado y el rey felicita a Philip.

William Hamleigh acompaña al rey Stephen en las guerras que sostiene contra los rebeldes que apoyan a la reina viuda Mau. Intentan culminar el asalto al castillo de Lincoln. Tienen sitiado el castillo, cuando William Hamleigh recibe la noticia de que su padre ha muerto. Pide permiso al rey y parte a poner orden en el condado de Shiring. El rey le anuncia que además de William, hay otro aspirante al título de Conde de Shiring: Richard, el hijo del anterior Conde de Shiring, Bartholomew el que le había traicionado, que se ha convertido en un apuesto caballero y lucha bajo la bandera de Stephen.

El lector ya ha sabido de la crueldad con la que William Hamleig viola a Aliena, la hija del conde Bertholomew, en presencia de su hermano menor Richard y las tristísimas circunstancias en las que los hijos de Bartholomew, Aliena y Richard, huyen de las ruinas del castillo en las que se refugiaban perseguidos por William y sus caballeros. También conoce las miserias que tienen que sobrellevar hasta que el prior Philip les ayuda a convertirse en mercaderes de lana. Gracias al ingenio y al fuerte carácter de Aliena, consiguen los medios económicos necesarios para que Richard sea aceptado primero como escudero y después nombrado caballero.

El comentario del rey sobre la posibilidad de entregar el condado de Shiring a Richard exacerba a William Hamleigh quien acude al condado de Shiring en busca del dinero que necesita para presentarse de nuevo ante el rey con un ejército. Para conseguir el dinero no duda en matar, robar, violar a los habitantes del condado a fin de recaudar lo necesario para su propósito. En su recorrido por el condado se da cuenta que los habitantes de su condado colaboran con la construcción de la nueva catedral de Shiring y por lo tanto, el rendimiento en el campo y la ganadería es menor lo que supone mayores apuros y retrasos en el pago de impuestos. Así que acude a visitar la abadía de Kingsbridge. Para su sorpresa, se encuentra casi una nueva ciudad en torno a la antigua abadía. Los aldeanos, siervos del conde, saben que si trabajan en una ciudad durante un año, adquieren el status de libres. Ese es el motivo por el  que los jóvenes abandonan los campos. Los domingos además de los voluntarios que ayudan en la construcción de la nueva catedral, numerosos pequeños comerciantes acuden para vender alimentos para los trabajadores. De esa forma, se ha generado un incipiente mercado que aún no cuenta con el permiso real. Y esta es la excusa que esgrime William para molestar el progreso de la abadía.

William acude al obispo Waleran y le comenta los progresos de la abadía y la negativa repercusión en el mercado de Shiring y en la economía del condado. Waleran le sugiere, que como propietario de la cantera, obligue a los canteros que allí llevan trabajando ya varios años a salir de su cantera aunque tenga que emplear medios contundentes. La acción se salda con varios muertos en ambos bandos.

Cuando William regresa a Lincoln se encuentra al prior de Kingsbridge, Philip, quien ha ido a hablar con el rey para pedirle el permiso del mercado y quejarse de que William ha expulsado a los trabajadores de la cantera. Philip estaba hablando con el rey cuando un mensajero anunció que los ejércitos de Robert Richmond y la reina viuda Mau acudían a galope para enfrentarse al rey Stephen. Así que Stephen acogió con prontitud el ejército que traía William Hamleigh y desoyó las peticiones del prior Philip.

En la batalla fue capturado el rey Stephen y por lo tanto ahora la reina Mau estaba en condiciones de pedir ser coronada en Webminster. Philip, que también es apresado, recobra su libertad gracias al secretario de la reina que no es otro que su hermano Francis. También su hermano consigue de la reina viuda Mau el permiso para el mercado con iguales derechos que los que tenía otorgados el mercado de Shiring. Para entonces Aliana, la hija del destituido y asesinado conde Bertholomeu, se había convertido en la comerciante de lanas más importante de la zona y Philip y ella deciden establecer una feria del vellón en Kingsbridge. Con los ingresos del mercado y las ferias del vellón, Philip obtenía ingresos suficientes para poder pagar la piedra que ya no podía extraer de la cantera del condado de Shiring.

Tom y Ellen vivieron separados durante siete años. Fue la penitencia que le impuso el obispo para permitirles recibir el sacramento del matrimonio por haber vivido su relación fuera del matrimonio. Ellen se había retirado con su hijo Jack al bosque. Concluido ese periodo de abstinencia, Ellen regresó con su hijo Jack a Kinsbridge. Celebraron su matrimonio y Jack fue contratado por Tom. Alfred, el hijo mayor de Tom, era maestro con su propia cuadrilla y Jack trabajaba bajo la dirección de Tom. Jack demostró su inteligencia y su arte hasta tal punto que Philip propuso a Ellen y Tom que ingresase en la abadía. Pero el joven Jack de diecisiete años estaba enamorado de Aliena a pesar de que ella era cinco años mayor. Se reunían en el bosque donde mantenían conversaciones sobre textos de literatura y otros conocimientos.

Alfred pidió a Aliena que fuese su esposa y Aliena lo rechazó.

Las diferencias entre Alfred y su hermanastro Jack llegaron a tal extremo que Alfred persiguió en la construcción de la catedral a Jack provocando pérdidas de materiales además de casi llegar al asesinato de Jack. Philip decidió echar del trabajo a Jack. Para evitar la separación de la familia Philip propuso a Ellen y a Tom el ingreso en la abadía como monje del joven Jack. Trabajaría bajo la dirección de Philip en las cuentas de la abadía y así permanecería en Kingsbridge. Jack accedió porque no quería dejar de ver a Aliena.

La prosperidad de Kingsbridge era paralela al deterioro de Shiring hasta tal punto que el conde William Hamleigh montó en ira y junto a su ejército, en una feria de lana, incendió el mercado y las casas. En ese día murieron un centenar de habitantes y uno de ellos fue Tom Builder, el maestro de la catedral. Aliena perdió todo su capital invertido en la lana que ardió.

El hermano de Aliena, Richard, caballero del rey regresó en busca de dinero para comprar un nuevo caballo y cambiar sus armas. Pero Aliena no tenía nada. Alfred que ya conocía el amor secreto entre Aliena y Jack, propuso nuevamente a Aliena matrimonio comprometiéndose a pagar los gastos de Richard. Aliena no tuvo más remedio que aceptar pues seguía sintiéndose obligada por el juramento que hizo a su padre, el conde Bartholomew de que lucharía hasta que Richard recobrase el condado usurpado.

Cuando Jack se enteró del compromiso de boda entre Alfred y Aliena quiso impedirlo pero los monjes no le permitían que hablase con Aliena. Así que lo encerraron y él se escapó. Pasó esa noche con Aliena, la víspera de la boda. Ellen, que tras la muerte de Tom cuidaba de la familia, se presentó en la ceremonia con un gallo en la mano. Lo decapitó en la iglesia y maldijo el matrimonio. Después se marchó a vivir al bosque. Desde la primera noche, Alfred fue incapaz de consumar el matrimonio y culpaba a Aliena de su impotencia obligándola a dormir en el suelo. A los nueve meses Aliena estaba a punto de dar a luz y la gente parecía no darse cuenta. Tom había terminado la bóveda del presbiterio y Philip había invitado al obispo Waleran, al conde William Hamleig y a todas las autoridades a la bendición de las obras. Aliena no se encontraba bien así que decidió no asistir a la Misa. Pero al darse cuenta de que estaba sola en el pueblo y sentir que había llegado la hora del parto fue en busca de alguna mujer a la catedral. Estando en la ceremonia, la bóveda del presbiterio empezó a ceder y se produjo en derrumbe con el resultado de un centenar de muertos. Aliena quedó enterrada bajo unas vigas y dio a luz allí. Cuando consiguieron rescatarla se encontraron al bebé, un niño pelirrojo exacto a Jack.

Alfred encontró trabajo en Shiring. Pero Jack había huido de Kingsbridge siguiendo el consejo de Ellen. Su intención era seguir el camino de Santiago de Compostela en busca de la construcción de alguna iglesia. Llegó a Santiago y de allí marchó a Salamanca y Toledo. En Toledo recibió lecciones de sabios judíos, musulmanes y cristianos y  conoció a un musulmán converso al cristianismo que poseía una gran riqueza y cuya tercera hija parecía haberse enamorado de Jack. Aquel hombre rico le ofreció apoyo para convertirse en el constructor de casas de piedra de Toledo si se casaba con su hija. Pero Jack no podía dejar de pensar en Aliena, así que comunicó a la familia que partía para París. Cuando Aliena llegó a Toledo consiguió hablar con la joven enamorada de Jack quien, conmovida por el niño pelirrojo, le confesó el destino de Jack.

En París, Jack visitó Saint-Denis. Allí aprendió el nuevo estilo de arquitectura gótico. Y allí lo encontró Aliena y Jack conoció a su hijo Tommy.

El musulmán converso tenía en su casa objetos curiosos. Uno de ellos era una imagen de una mujer cuyos ojos eran de un material que absorbía la humedad durante el día y cuando bajaba la temperatura, parecía que lloraba. Jack se había llevado esa imagen. El día que se inauguró la catedral de Saint-Denis, Jack llevó la imagen y habló al público que veía asombrado el prodigio y que empezó espontáneamente a entregar dinero. Él anunció que era la imagen de la Virgen de las lágrimas y que pertenecía a Kingsbridge y que era allí donde se edificaría un templo en su honor. Allí estaba presente el obispo de Canterbury que vio la reacción de la buena gente y se dio cuenta de los ingresos que podía suponer la imagen en Inglaterra. Ayudó a Jack, nombró a dos frailes que recogieron el dinero y acompañaron a Jack y Aliena de vuelta kingsbridge.

Tras el desastre de la caída de la bóveda de la catedral de Kingsbridge la gente se fue alejando de la aldea. Philip no encontraba manera de reanimar la situación. En esas circunstancias llegó Jack a Kingsbridge con el cofre de todo el dinero recogido en su camino de vuelta y la imagen de las lágrimas. Los monjes aceptaron perdonar a Jack por su fuga pero pusieron como condición para nombrarle maestro de la catedral la separación de Aliena hasta que se le concediese la anulación del matrimonio por no haber sido consumado.

Así Jack vivía con su hermanastra Martha en la casa que había sido de Tom y Ellen mientras que Aliena vivía con su hermano Richard en una casa que había construido tras el incendio provocado por el conde William Hamleigh. Durante el viaje de regreso había quedado embarazada y tuvo a Sally. Por su parte William Hamleigh consiguió del obispo Waleran que la petición de anulación del matrimonio de Aliena y Alfred no fuese concedida en los sucesivos intentos. Esta situación hizo sufrir mucho tanto a Jack como Aliena.

A medida que la catedral recuperaba su ritmo, la aldea comenzó a recuperarse. Y el mercado floreció de nuevo. El progreso de la abadía movió al conde William Hamleigh a idear otra nueva incursión incendiaria. Pero, para entonces, Richard había ya organizado las defensas de la ciudad, había entrenado a sus habitantes. No obstante la ciudad no tenía muralla defensiva. Fue precisamente Richard quien descubrió el plan de William Hamleigh durante una visita al mercado de Shiring. A su regreso informó a Philip y a los suyos de que debían abandonar Kingsbridge antes del domingo siguiente. Sin embargo, Jack animó a Philip a no huir, a buscar una solución. Philip y Jack organizaron la construcción de una muralla de piedra en la zona baja y de una empalizada por el lado del río y de un foso por el costado más elevado. Repartieron a la población y con la ayuda de los albañiles de la catedral y de los monjes de la abadía consiguieron levantar las defensas antes de la madrugada del domingo. También retiraron el puente. Cuando William y su ejército llegó y se encontró una ciudad amurallada cuyos habitantes estaban de guardia, provistos de arcos, piedras y agua hirviendo y que demostraron ser autosuficientes. No solo rechazaron a los soldados de William, sino que también fueron capaces de provocar bajas entre ellos. El mismo William recibió una pedrada y tuvo que tocar a retirada.  Poco tiempo después, la ciudad sufrió otro intento.

Ellen, que seguía viviendo en el bosque se enteró de que los proscritos, cuyo número se había multiplicado por la mala gestión del conde, quien trataba de exprimir a los labradores hasta dejarles en la miseria, preparaban un asalto a la abadía para robar alimentos. Los proscritos sufrieron bajas en mayor número que los soldados de William. No estaban armados y además atacaban desorganizados. A Aliena se le ocurrió que necesitaban un líder que les enseñara a atacar con eficacia. Y Richard se ofreció a ayudarles y a enviarles contra las posesiones de William Hamleigh, quien poco a poco empezó a sufrir por las actuaciones de los proscritos.

William acudió al obispo Waleran para que averiguase dónde se ocultaban los proscritos, pues sus sospechas se centraban en Richard de Kingsbridge. En la abadía había un monje soberbio que se sintió postergado desde la elección de Philip como prior. Este monje sonsacó a Sally, la hija de Aliena y Jack, para averiguar dónde se escondía su tío en el bosque. Y la niña se lo dijo. Así que William reunió a su ejército y se presentó en el lugar señalado. Pero llegó tarde. Richard se había llevado a los proscritos, tras haberlos entrenado como soldados para servir al rey Stephen y conseguir así su apoyo y la recuperación del condado de Shiring. De esta suerte Richard recuperó el condado de su padre Bartholomew.

Con la hambruna y los robos de los proscritos y como consecuencia del desgobierno del condado, William tuvo que suspender las obras de la iglesia. Alfred que trabajaba para William se vio sin trabajo. Y lo mismo le ocurrió al monje espía: no solo no le concedieron las tierras que pedía para formar un priorato sino que además, le dejaron en la calle.

Alfred volvió a Kingsbridge. Pidió trabajo a Jack en el nombre de su padre Tom. Y Jack cedió y se lo dio. Trabajó en Kingsbridge hasta que surgió la oportunidad de trabajar para William y se llevó a los trabajadores a la construcción de William. Pagó así con una nueva deslealtad a su hermanastro.

Aprovechando una celebración, cuando todos estaban disfrutando de la fiesta, Aliena fue a su casa. Alfred estaba allí. Intentó violarla y la maltrató. En ese momento llegó Richard. Ambos se enfrentaron en una pelea que terminó con la muerte de Alfred. William aprovechó este hecho para conseguir del rey la orden de prendimiento de Richard por haber asesinado al marido de Aliena, porque aún no le habían concedido la anulación y por lo tanto no se podía considerar que fuese violación. Richard se refugió en la catedral y se acogió a la protección de la Iglesia. A Philip se le ocurrió que Richard podría ir a las cruzadas para redimir ese asesinato ante el rey Stephen. Y su hermana Aliena podría quedar al frente del condado, organizando su recuperación.

William Hamleigh y el obispo Waleran urdieron una trama para sentar en el banco de los acusados al prior Philip. La trama consistía en juzgarle por haber roto el voto de castidad y haber llevado a la abadía el fruto de su lujuria: acusaban a Philip de ser el padre de Jonathan, el bebé encontrado en el bosque y que en realidad era hijo del maestro Tom Builder y su mujer Agnes y que al morir la madre, habían dejado abandonado en el bosque. Jonathan se crió en el convento y se convirtió en un monje inteligente y físicamente fuerte, como lo había sido Tom.

Se juzgó al prior Philip en la catedral. Acudieron todos los sacerdotes y monjes de una amplia comarca de Inglaterra. En su defensa se presentó Ellen, la madre de Tom que seguía viviendo en el bosque y que había presenciado el hecho. Durante el juicio Waleran insinuó que Ellen no era digna de crédito, lo que provocó la acusación de Ellen contra Waleran de haber cometido perjurio, cuando acusaron al joven francés, con cuyo ahorcamiento empezó la novela, de un robo sacrílego totalmente falso y lo condenaron a la horca. El monje, que había traicionado a Philip y que después fue perdonado y readmitido en la abadía, testimonió a favor de Ellen y acusó a Waleran de perjurio.

En la parte final del relato, el lector se informa sobre la difícil relación que existía entre el rey Stephen y el arzobispo de Canterbury. Stephen había sido derrotado por Henry II, su sobrino e hijo de la viuda Mau,  pero Henry, como duque de Normandía le permitió reinar en Inglaterra hasta su muerte. No obstante, sus nobles hacían y deshacían a su antojo. Ocuparon el castillo y las tierras de Thomas Becket, el arzobispo y mientras este se quejaba delante del rey Stephen ellos les aconsejaban que se enfrentase al clérigo. Algunos condes bajo el mando de William Hamleig que quería hacerse merecedor de un condado, atacaron y asesinaron a Becket en la catedral.

Este acto criminal que ellos consideraban que les iba a resultar beneficioso levantó al pueblo no solo en Inglaterra, también en Europa y en toda la cristiandad. Así que, el rey no tuvo más remedio que condenarlo y colgar a William.

Jack consiguió terminar la catedral y un día se encontró sentado en un banco a Waleran ya anciano y arrepentido de todo el mal que había hecho. Venía a contarle por qué habían cometido perjurio y habían ahorcado a su padre. El padre de Jack había sido un juglar que acompañaba al heredero de la corona, al hijo del duque normando, en la travesía del canal de la Mancha. Algunos nobles barrenaron el barco para que se ahogara el príncipe; y se ahogaron todos, menos el padre de Jack que se salvó. Tenían miedo de que supiese y delatase lo ocurrido. Por eso ofrecieron títulos tierra y honores a los tres que podían asesinarle.

La construcción de la novela se basa en el relato de los hechos centrándolos en cada uno de los personajes. Cada uno aporta la parte de la historia que necesita conocer el lector para tener una visión de conjunto. Describe la vida de los personajes durante cincuenta años que es el tiempo de la construcción de la catedral.

Está muy bien escrita. El problema que presenta es la descripción que hace de las pasiones humanas: las relaciones entre hombre y mujer que son descripciones gráficas del amor humano o del egoísmo humano (como se abusa de las mujeres, de las esposas y de las prostitutas, etc); de la pasión del odio y la maldad en la búsqueda del mal del prójimo; de la pasión de dominio que lleva al asesinato sin escrúpulos… Estas descripciones son tan reales que subyugan al lector.

Al final de la novela reconoce el valor social de la Iglesia, del cristianismo, que considera iguales a todos los seres humanos y que es origen de toda democracia. Pero el daño está hecho: durante toda la novela, la Iglesia, según Follett, es una institución corrupta, en su mayoría. Se olvida que está formada por seres humanos con sus debilidades y defectos. Y Follet parece entretenerse en esas debilidades y defectos. No sabe discernir la misión espiritual de la Iglesia como institución. Aunque el balance final es a favor de ese Iglesia que, a pesar de todos los pesares, es capaz de acoger y ayudar al ser humano frente al egoísmo de las clases sociales más poderosas. No todos llegarán al final de la novela y pueden quedarse con las acusaciones vertidas en la primera parte.

Un poco de historia:

Henry II sube al trono inglés en 1154 y permanecerá en el hasta 1189. Era hijo de la reina Mau (Matilde) y de Godofredo, duque de Normandía, en Francia. Godofredo murió cuando el heredero era un niño y Matilde tuvo que luchar en el campo de batalla contra Stephen, su cuñado, quien consiguió permanecer en el trono mediante concesiones a los nobles que le ayudaban en su lucha constante contra la reina viuda. Cuando Henry II sube el trono se encuentra un reino en caos en el que los nobles actúan impunemente sin obedecer al rey. Tuvo que enfrentarse a los nobles y someterlos y consideró que los privilegios de la Iglesia Católica le impedían su lucha por mantener el poder. Esto le llevó a enfrentarse a Thomas Becket, arzobispo de Canterbury y primer representante de la Iglesia. El enfrentamiento terminó con la decapitación del arzobispo y el enfrentamiento a toda la población que exigió de Henry II un juramento de no haber tomado parte en el asesinato de Becket.

Henry II, como duque Normandía tenía que prestar juramento de lealtad a Luis VII de Francia. En ese viaje conoció a la esposa de Luis VII, Leonor de Aquitania. Leonor pidió la nulidad del matrimonio con Luis por  su incapacidad para darle un heredero masculino. Unos meses más tarde se casó con Henry II a quien le dio cinco hijos varones, entre ellos a Ricardo corazón de León, futuro rey de Inglaterra.

Imagen de Navalpotro

Creo que anuque está muy bien escrito y tiene unas descripciones preciosas pero la forma truculenta de enganchar al lector con los temas de sexualidad y de la iglesia lo desvirtuan mucho. Es un libro que no pasa nada si no lo lees. No merece la pena leerlo.

Imagen de oscar pons

Novela entretenida a ratos y aburrida en otros. Podría haber sido mejor. Lo cierto es que la leía casi de un tirón, engancha. Hoy no la volvería a leer.

Imagen de Hassan

Creo que tiene el gran acierto de atrapar al lector mediante una trama que se va haciendo interesante, que ofrece las vidas de unos personajes bien elaborados, que su lógica interna es tanta que al final del libro casi intuyes cómo va a solucionar Follet los entresijos que ha ido planteando. Será más o menos histórico,pero lo que es cierto es el ambiente en el que se desarrolla y la historia que cuenta, lo demás corresponde a los libros de Historia, papel que con demasiada frecuencia se atribuye a las novelas. Desde luego, un libro para disfrutar de la lectura, lo que no es poco con sus más de 1000 páginas.

Imagen de tajamata

¡Con lo bonita que podía haber quedado esta novela!
La historia es prometedora, el ritmo parece agradable al principio de la lectura, pero al avanzar en la lectura empiezan aparecer los prejuicios religiosos y sociales que tanto venden en un sector de la población. Retrata un mundo medieval, casi como caricatura, en el que los personajes se mueven solo por intereses sexuales, materiales y en todo caso bastardos, sin asomo de elevación moral o espiritual, trasladando la mentalidad pragmática del siglo XX a la edad media.

Imagen de enc

Preguntaría qué valor tienen en una obra literaria los ambientes y los personajes. Se critica que los monjes -un monje para ser exactos- es ambicioso y corrupto; también los nobles aparecen como ambiciosos y crueles. Será entonces que los personajes están bien trabajados y son creíbles. Se dice que al autor le faltan conocimientos sobre el Medievo europeo; ya lo he leído en otras ocasiones y no puedo negarlo. No he estado últimamente en el Medievo. No obstante y por lo que sé, si hay algo que hacen los fabricantes de superventas es documentarse. Es más, no lo hacen por sí mismos sino que tienen sus documentalistas. Al parecer el libro carece de virtudes literarias, pero tiene mil páginas y se lee fácilmente. Supongo que algo significará eso. El libro carece de conocimientos sobre la religiosidad cristiana de la época -recuerdo el fenómeno de una imagen religiosa que suda o vierte lágrimas- y contiene alguna escena claramente pornográfica -no recuerdo ninguna ya que esas cosas no aportan nada a un relato-. Pues bien, sugiero que se haga la crítica del libro y se añada que contiene algunas incorrecciones sobre la religiosidad de la época (si es que las tiene) y algunas escenas pornográficas. Al que se le ocurra leer el libro sólo por las escenas pornográficas que pueda tener, en el pecado lleva la penitencia. Si nos guiamos por el criterio de que un error invalida una obra El Quijote no se salvaría. También recuerdo al Lazarillo de Tormes, cuando acompaña al bulero. Bien es verdad que El Lazarillo estuvo prohibido en su época y posiblemente por ese episodio. Hay que dar un paso adelante y reflexionar que cuando un libro ha sido reeditado y vendido durante quince años habrá alguna razón para ello. Todo esto dicho con el máximo respeto a los que puedan discrepar de mi opinión.

Imagen de almudena

El autor intenta revivir el espíritu de los hombres que hicieron posibles las catedrales románicas y góticas con su trabajo, su influencia o su dinero, pero le faltan dos cosas para lograr este proyecto: conocimiento del medievo europeo y capacidad para comprender la religiosidad cristiana de la época. Ha logrado un relato de aventuras muy americano y muy siglo XX. Los ejes argumentales son el dinero,el poder y el sexo. Algunas descripciones ambientales están bien conseguidas y ciertos momentos de tensión mantienen despierto el interés. Pero la novela, demasiado larga, suena a falso, apoyado en recursos narrativos muy pobres y repetidos hasta la saciedad. El estilo, directo y convencional, está poco elaborado pero se lee muy fácilmente, lo que explica el éxito comercial de un libro que no destaca por sus cualidades literarias. Follet, experto en la construcción de superventas,ha utilizado en su provecho un tema que produce morbo: clero, obispos, monjes aparecen como ambiciosos y corruptos, los nobles como déspotas crueles,y la violencia constituye la base de las relaciones humanas. El dinamismo de la acción procede de escenas de violencia y de episodios sexuales teñidos de brutalidad y descritos con abundantes detalles, en algún caso claramente pornográficos.