Libro de visitantes

Una azarosa historia rodea a este Libro de visitantes. Encontrado el manuscrito original por un viajero inglés a finales del siglo XIX en la biblioteca del Monasterio del Monte Athos (Grecia), fue copiado, traducido y, avatares del destino, vendido por los herederos del viajero como un legajo de papeles sin importancia, considerándose hoy en día perdido. José Jiménez Lozano vuelve a sacar a la luz estas narraciones sobre los hechos ocurridos en la ciudad de Belén en tiempos del gobierno de Herodes sobre la provincia romana de Palestina. Un librito delicioso y conmovedor, colmado de la sensibilidad característica de José Jiménez Lozano, que nos ensimisma con los días que enmarcan el nacimiento de Jesús.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2007 Encuentro
93
84-7490-887-9
Valoración CDL
4
Valoración Socios
3.75
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Imagen de Quico

Un nuevo relato sobre el acontecimiento que celebramos por Navidad que invita a la sonrisa, la esperanza y la alegría profunda. Precioso.

Imagen de Azafrán

Noventa páginas en las que José Jiménez Lozano aúna la sencillez en la expresión y los sentimientos que le suscita el recuerdo de aquella primera Navidad, sustento de nuestra tradición belenista. Un juguete de la imaginación sometido al elaborado lenguaje de corte cervantino al que ya nos tiene acostumbrados este autor.
El lector asiste al entramado interior de los que pudieron muy bien haber presenciado el Nacimiento de Jesús -aunque de ellos no se haya recogido noticia alguna en los evangelios. Pero quién puede asegurar que no hubo una lavandera dispuesta a lavar los pañales del niño; quién negaría la posibilidad de que un comerciante griego se interesase por los presentes traídos desde oriente por aquellos astrónomos sabios… Y cómo es posible que no existiese una mujer solícita que informase a la pareja de jóvenes esposos de la existencia de un establo preparado para acogerles…
José Jiménez Lozano construye, con frases y maneras del decir cervantino, un Belén de estilo Napolitano en el que no falta ninguna figurilla, ningún personaje que bien pudiera haber conocido el hecho de primera mano. No falta nada: ni el brillo de la estrella que atrajo a los sabios, ni el miedo de Herodes, más, la superstición que tanto daño infligió a los habitantes de Judea con el asesinato de los niños inocentes… Porque el miedo que hace al hombre egoísta y timorato de perder su poder o su dominio, fomenta el odio al otro, miedo al que pudiera arrebatarnos alguna migaja de lo que consideramos nuestro en exclusividad.
Noventa páginas de reflexiones sabias y sencillas sobre la Navidad. Un regalo para el espíritu y una joya en cuanto a creación literaria muy adecuada a los acontecimientos que festejamos.

Imagen de acabrero

Bien conocida es la facilidad de Jiménez Lozano de recrear la historia, como en su celebre "El mujejarillo" o el más reciente "Las gallinas del licenciado". Incluso conocíamos varios libros en torno a la Historia Sagrada como los encantadores "Sara de Ur" o "El viaje de Jonás". Ahora se atreve con un tema muy tratado y más delicado: el cuento de Navidad. Y como otras veces, no defrauda.

Desde la llegada a Belén de María y José y el rechazo en la posada hasta la huida a Egipto, van apareciendo unos cuantos personajes, algunos bien conocidos, otros totalmente inventados, como la Disponedora, y otros exageradamente anacrónicos; porque a Belén, a adorar al Niño llega hasta el mismísimo Hegel, empeñado en regalarle al recién nacido sus libros "dialécticos", con su amigo Descartes, entre otros. Advertirá el autor al final que sin duda, entre los documentos descubiertos que hablaban de los visitantes, se debió introducir en algún momento de la historia, algún papiro apócrifo que explica estos anacronismos.

Como en otras ocasiones, no tiene ningún inconveniente en reinventar la historia, advirtiendo que todo parte de unos papeles encontrados casualmente que datan seguramente, dice, de los primeros siglos. Él no tiene la culpa, por lo tanto, si la asnilla toma un protagonismo especial en los hechos. Este animal que no es otro que la clásica mula que acompaña al buey en las imágenes más clásicas, interviene decisivamente en los acontecimientos, como la burra de Balaam, hablando cuando parece conveniente o negándose a que la Virgen y José vuelvan a Belén a compadecerse de las madres de los inocentes asesinados.

Los romanos, los pastores, los reyes y toda una multitud de curiosos se congratulan con el nacimiento de aquel niño que es… especial. No saben bien lo que tiene pero está cambiando a los visitantes. Son gente sencilla y buena que simplemente constata una maravilla. No así Herodes, que desde su cinismo aparenta interés cuando es un asesino. En fin, la historia de siempre, pero con unos cuantos documentos nuevos casualmente encontrados por
Jiménez Lozano, que hacen de esta historia una lectura enternecedora y amable.

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