Adelgazar hasta morir

Adelgazar hasta morir es el diario privado de Jennifer Hendricks, muerta a los 25 años de edad. Detallado y sincero, escrito con una gran elocuencia, es la crónica íntima de su larga y fatal batalla contra la anorexia, una dolencia que, todavía hoy, se cobra más vidas que cualquier otra enfermedad mental. Es un extraordinar io relato de primera mano sobre una enfermedad que continúa socavando el sistema sanitario dedicado al cuidado de la salud mental. Adelgazar hasta morir es también el primer diario de un enfermo de anorexia publicado de manera póstuma, revelando los más íntimos pensamientos, temores y esperanzas de una muchacha enferma y su lucha por recuperarse.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2003 McGraw Hill
311
84-481-3977-1
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Jennifer Hendricks es la tercera de cinco hermanos, pero siempre se había sentido menos querida que los demás. El libro califica este sentimiento como “síndrome del hermano mediano”. Su madre es una mujer entregada a la parroquia, donde dirige un taller de bordado. Jennifer la admira y busca su aprobación, pero ambas chocan fácilmente. Su padre no parece muy religioso y ha pasado por una profunda depresión debida al estrés profesional. “En aquella época –le dirá Jenny- estabas en tu mundo dentro de tu caparazón”. Él será, sin embargo, quien apoye a su hija hasta el final. El matrimonio no parece estar muy unido ni tampoco los hermanos entre sí. Jenny es competitiva y buena estudiante, aunque no tiene amigas. “Mis amigos eran los libros y los caballos” –dirá-, ya que participaba en competiciones hípicas. A Anne, la madre de Jenny, le gusta comer, lo que después le lleva a realizar periodos de dieta para compensar los excesos y también como forma de mortificación. Cuando tiene catorce años Jennifer decide también guardar régimen y sus padres no detectan el problema. “Si en aquella época me hubiesen dicho que lo dejase yo lo habría dejado” –dirá más tarde. Después del primer año en la Universidad Jenny tiene que dejar los estudios cuando pesaba algo más de treinta y seis kilos. Se le diagnostica la anorexia y comienza el via crucis de los médicos. El primero la abandona casi de inmediato al comprobar que no es capaz ni siquiera de mantener ese peso. Pasa a ser atendida por una doctora con la que permanecerá durante cuatro años. La psiquiatra explora todas las posibles causas psicológicas de la enfermedad: el deseo de llamar la atención o de castigar a su familia, la dependencia emocional con la madre, una relación especial con su padre, los malos tratos infantiles e incluso posibles abusos sexuales en la infancia de los que Jenny cree vagamente recordar algo. También empieza la sucesión de ingresos en distintos centros hospitalarios a fin de obligarla a ganar peso. Jenny quiere saber porqué se siente tan mal interiormente cuando come, algo que nadie puede responderle y que su padre terminará atribuyendo a causas genéticas, hormonales y químicas. El hambre le causa dolor pero si come demasiado se siente culpable y se obliga a vomitar. En este contexto se repiten las palabras “culpa”, “castigo”, “rabia” o “impulsos autodestructivos”. Le asaltan ideas como que no merece comer y el sentimiento de que la comida y las heces fecales la ensucian interiormente, lo que la lleva a odiar su cuerpo. Busca la empatía con el personal hospitalario pero enseguida los descalifica, se deja llevar por la rabia, exige que la atiendan con preferencia a las demás y compite por ser “la que está más enferma”. Desgraciadamente su padre le apoya en esas reivindicaciones. Su rabia sólo cede cuando está muy débil por la falta de alimento o cuando hace ejercicio, ya que todavía en esa situación es capaz de correr diez kilómetros y después hacer bicicleta estática. Hay dos intentos de suicidio que son detectados a tiempo y, finalmente, recién cumplidos los veinticinco años, muere de inanición cuando pesaba veinte kilos y cuatrocientos gramos. Su última comida había sido una pera y un trozo de requesón. El libro es duro de leer ya que arrastra al lector por la decadencia física y emocional de la protagonista y por sus obsesiones. Es útil para saber qué son la anorexia y la bulimia y como advertencia para los padres a fin de estar atentos a los planes de adelgazamiento de sus hijos. Da la impresión de que la anorexia es como cualquier otro vicio y como algunas enfermedades: una vez que te atrapan es difícil librarse de ellos.