Para siempre

Matteo se ha quedado solo. Su mujer y sus dos hijos han muerto en un accidente de coche. Él, que escasamente había conocido el amor en su infancia, no es capaz de renunciar a lo que ha conocido y se deja llevar por la ira, la bebida y el sexo. La soledad en medio de la naturaleza consigue sanar sus heridas. Finalmente una visita inesperada sorprende al lector y llena a Matteo de emoción.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2012 Seix Barral
188
978-84-322-1406-6

Traducida del italiano por Guadalupe Ramírez

También disponible en e-book

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Imagen de Pipa

Matteo no logra superar la ausencia de Nora y de su hijo, vidas truncadas violentamente en un inesperado accidente. Su falta de fe y pragmatismo desde niño se compensaba con el "idealismo" y fantasía -así le llamaba él- de su querida esposa. Pero al faltarle ella, no logra encontrarse a sí mismo, no encuentra el camino. Nada ni nadie le hace reaccionar en positivo. Solo su padre, ciego, le estimulará -después de su muerte- a poner remedio a su penosa situación, que le está llevando a un infierno mediante la bebida, el sexo, la mentira, la falta de profesionalidad (él era médico)... Cree en la fuerza regeneradora de la propia Naturaleza. Desde su apartamiento total de la sociedad, mientras vive aislado en un cerro, tranquilo, con mucha necesidad del silencio para la reflexión, cerca del bosque, haciéndose autóctono totalmente, y mientras algunas personas llegan por casualidad allí, él va reflexionando y dando razón de su existir.- Se da cuenta de todo lo que ha hecho bien o mal, y del mal que ha llegado a hacer después de la muerte de Nora. La vida, la muerte, lo eterno, todo termina recobrando un cierto sentido. Lástima que se mueva la mayor parte del tiempo en parámetros de un ateismo radical, con una crítica a su catequesis de pequeño, y a la práctica religiosa rutinaria de su madre. La novela es corta, pero no del todo sencilla de leer. Los argumentos quedan en algunos aspectos pobres y como deshilachados. Las muchas preguntas que él se plantea, y que son muy plausibles de hacerse para una mente inquieta, quedan como planteadas, abiertas a que cada cual dé su respuesta. Solo al final dice: "con los años he llegado a la conclusión de que lo eterno irrumpe en determinados momentos en la vida. Irrumpe sin teorías, sin planes, sin cómo ni por qué. Irrumpe y muestra el fuego que se oculta en las cosas. Ese fuego es la causa de nuestra alegría" (182).

Imagen de enc

Las obras de Susana Tamaro han alcanzado un gran éxito en Italia. Su prosa es poética. Sus tesis ingénuas, casi New Age. El argumento no llega a ser sencillo a pesar de que la novela es relativamente breve, 188 páginas. La autora sabe reflejar la mentalidad no creyente de nuestros días. La abuela tiene una fe recia, campesina. La madre una práctica religiosa social, ajustada a las costumbres del tiempo. Matteo no pasa de la catequesis infantil. El pragmatismo de nuestros días se ajusta más a las exigencias morales que a la fe. Nuestro Señor Jesucristo predica una moral, es cierto, pero sobre todo pide fe a los que acuden a él: "No tengas miedo. Tan solo cree". Ni siquiera cuando la vida le dé golpes durísimos Matteo es capaz de volverse a Dios. "Usted tiene derecho a pedirle respuestas a Dios" –le sugiere audazmente un sacerdote. En un momento Matteo recuerda a aquel niño "que un día mirando las nubes se preguntaba: ¿Existe el alma? ¿Qué es? ¿De dónde viene? ¿A dónde va?" (pág. 117). La autora nos hace el inmenso favor de hacernos recordar la inocencia de ese niño que un día también fuimos nosotros y que ya habíamos olvidado. Una novela que no da muchas respuestas pero es capaz de reflejar lo mejor y lo peor de las personas. Un alegato anti-abortista definitivo.