Una comedia ligera

Un autor de comedias se ve involucrado en un crimen. Eduardo Mendoza acude, una vez más, al ambiente de la burguesía catalana de los años 50 del siglo pasado. En este caso visita el mundo del teatro sin dejar de recurrir, como es costumbre en este autor, a una corte de estraperlistas, camareros, criados, gobernadores civiles y a los bajos fondos más sórdidos de Barcelona.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1996 Seix Barral
383
84-322-0729-2
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No es fácil imaginar qué es lo que haya dejado tan marcado al autor respecto de sus orígenes, la burguesía catalana, para que la refleje una y otra vez de forma cínica y carente de valores. En este libro el protagonista es un autor de comedias, casado con una rica heredera, simpático y mujeriego. Le rodea la gente del teatro y un grupo de gente con dinero, médicos, industriales y ladrones de guante blanco. La novela mejora respecto de otras anteriores del mismo autor. Hay un intento de introducir argumentos colaterales que alivien el carácter repetitivo de la trama principal; incluso sorprende al acudir al género policíaco -un crimen-, lo cual hubiera mejorado el interés de la novela, pero no es lo propio de Mendoza y enseguida renuncia al suspense. Según su costumbre no falta una visita a los fondos más sórdidos y desagradables de Barcelona. Alivian la dureza de la novela personajes como Poveda, el estraperlista con la madre ciega; la criada Sebastiana, inmune a las broncas de su señor, o Joaquín, que regenta con sus hijos el casino de Masnou. Por contraste con el grupo protagonista el mismo Gobernador Civil, Lorenzo Vedugones, caricatura del vencedor de postguerra, suscitará la simpatía del lector.