El mundo es un pañuelo

Colección de escenas veraniegas publicadas por la autora en el diario El País, en agosto de 2001. Se acompañan de un "Epílogo otoñal en Nueva York". En siete estampas humorísticas la autora describe su llegada a esa ciudad después de la catástrofe de las Torres Gemelas.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2003 Santillana-Punto de lectura
143
84-663-1069-X

Subtítulo: Tinto de verano 2.

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Nunca segundas partes fueron buenas. Después del éxito de "Tinto de verano", en agosto de 2000, la autora repite la fórmula al verano siguiente: breves estampas de contenido humorístico sobre su estancia en un pueblo de la sierra de Madrid. Sea porque el agosto pasado agotó gran parte de los temas chocantes, sea por la razón que fuere, "El mundo es un pañuelo" aparenta ser menos cómico y más explicativo. Por si fuera poco la autora fuerza lo que pretende ser un habla popular que ahora resulta poco natural e incluso vulgar. Es curioso como el término "jodío", que utiliza insistentemente la autora, resulta mucho más obsceno que si escribiera "jodido" con todas las letras. Por ejemplo "jodido niño", es una expresión popular de ninguna manera malsonante. Otros términos que incorpora al texto resultan igualmente chocantes, por ejemplo "irsen" en un falso plural. Eso no quiere decir que no puedan haberse utilizado, pero resulta raro verlos por escrito.

Tienen interés las escenas en Nueva York, en las que la autora prescinde de los elementos dramáticos para centrarse en los aspectos risueños y amables. Por ejemplo el descubrimiento por parte de la asistenta dominicana de que su señora habla español: "Ay, señora, si llego a sabel que habla usté español, no nos andamos matando con el english".