La delicadeza

Nathalie, es una mujer muy afortunada, casada felizmente con François con el que vive una vida plena de felicidad, que se demuestra en cualquier situación ordinaria de su vida. Pero esta felicidad se verá truncada por la muerte en accidente de su marido. Ella se encierra en su casa y se vuelca en el trabajo de la oficina.
La vida le da otra oportunidad en la persona de Markus de quien se enamora haciendo que las cosas vuelvan a tener sentido

 

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2011 Seix Barral
217
9788432209246

Traducción: Isabel González-Gallarza

2013 Seix Barral
9788432290664
  • Formato: EPUB - DRM
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3
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Imagen de Azafrán

Nathalie y François se conocieron en la calle. Nathalie acababa de leer Rayuela, de Cortázar pero sus tres libros preferidos eran Bella del señor, de Albert Cohen; El amante, de Marguerite Duras y La separación, de Dan Franck. Nathalie había estudiado Económicas y él trabajaba en las finanzas; nada extraño cuando la residencia habitual es París.

Tras dos años de noviazgo y vida compartida en los que Nathalie se divertía insertando diálogos de Molière y de Musset en su vida cotidiana, François la interrumpió con un “¿Te quieres casar conmigo?”

La boda fue preciosa.  Nathalie cantó una canción de John Lennon porque a François le encantaba. Se fueron de viaje de novios y seis meses después Nathalie acudía a una entrevista de trabajo a una empresa sueca.

Charles Delamain, directivo, no era sueco. La pregunta decisiva que le hizo a Nathalie fue “¿Y piensa tener hijos?” La rotunda respuesta de Nathalie “Por ahora no” fue seguida por su incorporación a la empresa.

Durante los siguientes cinco años, la pareja vivió entre la presión del círculo más próximo que ansiaba ver el fruto de su amor, un hijo, y el imperativo empresarial de la supremacía en la escala de valores de la mujer trabajadora.

Sumergida en ese dilema, Nathalie no se percató de las segundas intenciones en las atenciones y frecuentes reclamos al despacho del director.

Nathalie llegaba agotada al fin de semana (¿conciliación laboral?) y los domingos disfrutaba leyendo en el sofá. Por entonces leía a un autor ruso. François, como todos los domingos salá a correr por las calles de París. Aquel domingo no volvió. Un atropello.

El día del entierro no faltó nadie: eran los mismos invitados a la boda. Lo enterraron y eso fue todo. Nathalie quería estar sola, pero todos se turnaron para que eso no ocurriera. Uno de esos visitantes fue Charles Delamain que pretendía “mantenerla en contacto con la empresa”.

Nathalie y François no habían querido tener hijos enseguida. Era un proyecto para el futuro. Durante semanas Nathalie adoptó la actitud de negar la muerte. Siguió imaginando el día a día como si su marido estuviera allí. Pero la realidad es tozuda.

Así que retomó su trabajo en la empresa sueca. Y el cerco de Charles Delamain se intensificó. Una noche la invitó a cenar par festejar el reciente ascenso de Nathalie. No se pudo negar. Se le insinuó y Nathalie le recordó a su mujer: “Pero si estás casado… No me gustas”.

Después de la cena su relación ya no volvió a ser la misma. Charles se distanció un poco mientras Nathalie buscaba ahogarse en más y más trabajo.

Uno de los subordinados de Nathalie era Markus, oriundo de Uppsala, en el norte de Suecia. Markus necesitaba hablar con Nathalie de un expediente sobre el que estaba trabajando. Fue el detonante para que un hombre insignificante en la empresa entrase en el horizonte de Nathalie.

Las dos terceras partes de la novela tratan de eso. De cómo un hombre tímido y discreto conquista el corazón roto y aislado de Nathalie a fuerza de delicadeza.

Sus compañeros de trabajo van tomando consciencia del acercamiento que se produce entre ellos. Cuando se entera Charles Delamain intenta presionar a Markus para que se aleje de Nathalie. Hasta el punto de que le ofrece un ascenso lejos de Francia, en Suecia.

En fin, situación de celos airados desemboca en la dimisión de ambos en la empresa y su huida de París.

La novela termina con la visita a la abuela de Nathalie, una anciana que vive sola en Lisieux, lugar de procedencia de la familia y donde está enterrado François. La anciana acepta a Markus como la nueva pareja de su nieta y Nathalie admite en su pasado a Markus que significa el presente y el futuro, la reconciliación con ella misma y la aceptación de la vida tal como sigue.

 

 

 

Imagen de Rubito

Coincido con "toñi" en casi toda su reseña. Sin embargo da pena ver que unos personajes con valores humanos importantes se muevan en un plano bidimensional. El autor les ha privado de esa tercera dimensión, que no aparece por ninguna parte, la altura, que da la perspectiva y la verdadera felicidad. Se agradece al autor la limpieza en las formas. La trama es lineal, de facil y entretenida lectura.

Imagen de toñi hueso

Esta novela llama la atención por su sencillez de estructura y de planteamiento. Es un canto a los sucesos de la vida cotidiana vividos con plenitud, sin prisas, saboreándolos. La vida de su personaje principal, Natalie, es la que sirve a su autor para hacer una auténtica apología de la belleza de lo ordinario.
Ha obtenido diez premios lo que da idea de la importancia de lo cotidiano de la vida cuando se vive en plenitud y donde la ternura y los sentimientos son elementos relevantes.