Bajo el árbol de los Toroya

En las montañas de la isla indonesia de Célebes vive el pueblo de los toraya, conocido por unos ritos funerarios que se prolongan durante varios días y congregan a toda la comunidad. Cuando un bebé muere, por ejemplo, su cuerpo se deposita en el interior del tronco de un árbol centenario que, poco a poco, lo envuelve y se nutre de él. Así, al crecer, el árbol conduce a los niños hacia el cielo, un símbolo escultórico mediante el cual se mantienen próximos los seres amados que ya no están.

El narrador de esta historia, un cineasta profundamente afectado por el fallecimiento de Eugène, su mejor amigo y confidente, descubre en los árboles de los toraya la síntesis del misterio de la vida y la muerte, como una llave maestra capaz de abrir ese recinto hermético en el que las personas escondemos las vivencias más íntimas. Asomándose al abismo de la pérdida, el narrador se encuentra, paradójicamente, cara a cara con la intensidad del amor, ese enigma insondable que nos liga al futuro mientras el presente desgarra nuestro ser.

Reconocida y celebrada en sus obras más emblemáticas —Almas grises, La nieta del señor Linh y El informe de Brodeck—, la prosa depurada, poética y luminosa de Philippe Claudel brilla aún más en este texto intimista, de gran hondura filosófica, que es a la vez un homenaje a la amistad y una oda a la fragilidad de la vida. Un viaje interior lleno de esperanza que nos invita a valorar la belleza que encierra nuestra efímera existencia.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2018 SALAMANDRA PUBLICACIONES Y EDICIONES, S.A.
176
9878498887827
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Imagen de Azafrán

Durante la primavera del año 2012, el protagonista del relato, que coincide con el yo del narrador, realiza un viaje a Indonesia y visita el país de los Toraya. Entre las costumbres que mantiene este pueblo, el narrador nos cuenta la costumbre de enterrar a los niños en el tronco de un árbol gigante que crece en medio de la aldea. La descripción de esta tradición sirve al narrador de disculpa para introducir el tema principal sobre el que gira todo el relato y que no es otra que la muerte.

A su regreso del viaje a Indonesia, el narrador se entera de la enfermedad de su amigo Eugène que acaba de ser operado de un cáncer. Eugène es además el productor de cine para quien el narrador escribe guiones de películas. Eugène es confidente y consejero literaria pues le entrega los libros que debe leer.

La vida de Eugène parece muy completa. De hecho, se casó cinco veces y tuvo cinco hijos, cada uno de cada una de sus cinco mujeres. Pero en el momento en él se sitúa el relato no tiene relación amorosa ninguna.

Uno de los libros que Eugène recomienda leer al narrador es La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares. La invención consistía en una máquina del tiempo que el protagonista llegó a inventar y mediante la cual volvía, una y otra vez, a vivir los momentos más felices de su anterior vida porque ahora vive solo en una isla de la que han desaparecido todos sus habitantes.

El narrador del relato, el alter-ego de Philipe Claudel, nos relata otros episodios en los que tuvo que pasar por la experiencia de la muerte. Por ejemplo, el suicidio de un colega del instituto, un tal Jean-Christophe con el que fumaba y charlaba de vez en cuando. Al parecer un amor desengañado por una joven bella fue la causa de su muerte y de la que se enteró un año después, mientras estudiaba en la universidad de Nancy.

El siguiente libro que Eugène le entrega es Un amor de Swam, en el primer volumen de Recherche du temps perdu. Este libro y su recuerdo del joven Jean-Christopher constituyeron el sustento de la película que filmó en Lisboa en el año 2000, cuando el narrador y guionista estaba casado felizmente con Florence. La película se tituló Pas mon genre y en ella aparecía un anciano Jean-Christophe que leía Proust a una joven amada por un joven con el que se cruzaba cuando se dirigía al trabajo.

A continuación, el narrador nos cuenta otra experiencia a cerca de la muerte. En esta ocasión el narrador y alter-ego de Philipe Claudel nos narra una escalada de alta montaña en la que sufre la desgracia de un cambio repentino del tiempo que acaba con la vida de su compañero de cordada, Gary.

En aquella ocasión, Eugène la recomienda la lectura de Ascensión, de Ludwig Hohl.

El narrador nos cuenta un momento crucial en su relación con Florence, a la que ciertamente amaba y con la que ha continuado una relación frecuente en diferentes hoteles, aún después del nuevo matrimonio de Florence. Se trata de la muerte de la hija de ambos, Agatha, unos días antes del parto. El narrador insiste en que el cadáver de su hija sigue enterrado en la mente de la madre que la ve como sería actualmente, como los niños enterrados en el árbol de los Toraya.

El protagonista y narrador nos habla de una joven que vive en un apartamento del otro lado del patio interior a la que contempla desde la ventana del suyo. Unos días después, acude a una consulta médica y es la joven la médica que le atiende. Esta circunstancia desencadena una relación entre ellos. El narrador se siente confundido debido a la diferencia de edad que existe entre ambos.

Para aclarar su sentimiento decide invitar a la joven Elena, la médica, a un viaje a Venecia siguiendo los pasos que en su día realizó con Florence para comprobar los sentimientos que en él despertaba Elena.

Su amigo Eugéne sufre una recaída que le conducirá a la muerte. Durante este periodo, el narrador le acompaña frecuentemente y le pone al día sobre el siguiente guion, La fábrica interior. Para preparar este guion, Eugène le ha recomendado la lectura de Sentiers sous la neige, de Rigoni Stern, en la que se cuenta el suicidio de Primo Levi.

En una de esas visitas, Eugène le pide como último deseo que le saque del hospital a dar a un paseo. El narrador así lo hace. Le conduce en su silla de ruedas a un bar que hay justo al lado del hospital. Y durante esa breve visita, se encuentran con Milan Kundera, autor de novelas que Eugène ha leído y admirado.

Tras la muerte de Eugène, el narrador escribe el guion y descubre que al incluir en el texto a Eugène le da la oportunidad de seguir conectado con la vida. El texto es como el árbol de los Toroya.

El narrador-guionista necesita un escenario para rodar La fábrica interior, y recuerda su casa natal. Con ese motivo regresa y alquila una planta de su edificio. EL rodaje le permite visitar a su madre que, en una silla de ruedas y ya sin memoria, vive en una residencia del lugar.

Elena le invita a conocer Pula, la ciudad en el Adriático, donde vivió su infancia. Él la acompaña hasta las ruinas de su casa y es allí donde Elena le comunica que va a ser padre de su hijo.

En resumen, un viaje literario a través de diversos autores es lo que Claudel emprende para sustentar sus ideas sobre cómo digerir la muerte de un ser querido. No obstante, hay una dicotomía entre la vida que vivo y la muerte. El autor considera que vivir y morir no tienen consecuencias, porque todo acaba con la muerte.