Cien pasos para volar

Imagínate vivir la montaña con los ojos cerrados.
Lucas perdió la vista de niño. Ama la montaña donde sus agudos sentidos le muestran un mundo desconocido para los demás. El viento trae perfumes y rumores, que apenas percibimos, pero Lucas los conoce casi mejor que a sí mismo.

El camino de Lucas se cruza con el de Céfiro, un águila secuestrada por unos cazadores furtivos. Todo parece perdido, pero la naturaleza está llena de pistas y es capaz de revelar la verdad a aquellos que saben escuchar y ver con otros ojos. Una historia de amistad y superación.
Una novela para leer con todos los sentidos.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2018 Duomo Ediciones
144
978-84-17128-15-9

Traducción de Marta Gil Santacana

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Novela juvenil sobre las limitaciones humanas, tanto físicas como emocionales, y la superación de las mismas. Ambientada en la época actual, la trama se desarrolla en los Dolomitas, una cadena montañosa situada en Italia, que pertenece a  la cordillera de los Alpes. En ella se encuentra el refugio “Cien pasos”, que da título a la obra en sentido literal y también en sentido figurado. El protagonista es Lucas, un joven de 14 años, que se quedó ciego en la infancia a causa de una enfermedad. A pesar de sus limitaciones, testarudo e independiente, intenta hacerlo todo él solo, pero en la montaña esto le resultará muy difícil. Allí conoce a Clara, de su misma edad, insegura e introvertida, con problemas de comunicación en sus relaciones sociales. Ambos vivirán una gran aventura que cambiará su forma de afrontar la vida.  

Paralela a esta trama principal, se plantea la historia de una pareja de águilas (Mistral y Levante) que cuidan de su pequeño polluelo, que está a punto de aprender a volar. La aparición de unos cazadores furtivos que intentan secuestrar al aguilucho para venderlo en el mercado negro, va a complicar la acción y la aventura de los jóvenes en la montaña, donde pondrán a  prueba su valentía y su amistad.

La presencia de un chico ciego, inmerso en la naturaleza y rodeado de un frondoso bosque en la alta montaña, ha llevado al autor a plantearse las descripciones de la obra utilizando sensaciones relacionadas con diversos sentidos (oído, olfato, tacto), prescindiendo de la vista. Así, dice G. Festa: “La necesidad de encontrar soluciones alternativas a la luz, los colores, las formas no perceptibles al tacto, me ha regalado la oportunidad de descubrir esos mensajes de la naturaleza que a menudo permanecen secretos” (p. 133). Además, esta obra nace después del encuentro del autor con un joven invidente, apasionado de la montaña y los animales, capaz de vivir la naturaleza con una gran intensidad. 

Por todo ello, se trata de una lectura muy recomendable tanto por los temas tratados como por el estilo y las descripciones del autor, como afirma el escritor invidente Emilio Ortiz: “Lucas (el protagonista) ve la naturaleza como solamente pueden verla quienes la miran con el corazón”.