Golpéate el corazón

Marie, joven belleza de provincias, despierta admiración, se sabe deseada, disfruta siendo el centro de atención y se deja cortejar por el galán más guapo de su entorno. Pero un embarazo imprevisto y una boda precipitada cortan en seco sus devaneos juveniles, y cuando nace su hija Diane vierte sobre ella toda su frialdad, envidia y celos. Diane crecerá marcada por la carencia de afecto maternal e intentando comprender los motivos de la cruel actitud de su madre hacia ella. Años después, la fascinación por el verso de Alfred de Musset que da origen al título del libro la impulsará a estudiar cardiología en la universidad, donde se topará con una profesora llamada Olivia. Con ella, en la que creerá encontrar la anhelada figura materna, establecerá una ambigua y compleja relación, pero Olivia tiene a su vez una hija, y la historia dará un vuelco inesperado… Esta es una novela de mujeres. Una narración sobre madres e hijas. Una fábula contemporánea deliciosamente ácida y malévola sobre los celos y la envidia, en la que también asoman otras complejidades de las relaciones humanas: las rivalidades, las manipulaciones, el poder que ejercemos sobre el otro, la necesidad que sentimos de ser amados… Esta novela, la número veinticinco de Amélie Nothomb, es una muestra pluscuamperfecta de su endiablada inteligencia como narradora, de la perspicacia de su mirada y de la placentera liviandad repleta de secretas cargas de profundidad de su literatura.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2019 Anagrama Panorama de narrativas
152
9788433940148
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3
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Imagen de Pipa

Novela de mujeres, madres e hijas, abuela, jefa y alumna; fábula actual ácida y malévola sobre los celos y envidias, sobre las relaciones, rivalidades, manipulaciones, el poder que algunos ejercen sobre otros, la necesidad de ser amados…

Esta es la 25 novela de la autora y muestra su aguda capacidad literaria y de observación. Cruel sobre la ausencia de amor materno y brutalidad en los sentimientos.

A los varones los deja en bastante mal lugar: el marido de Diane, porque solo mira por ella sin darse cuenta del drama que ocurre en su casa. Al marido de Olivia, matemático reconocido, lo describe abstraído en todo momento. Convives bien con él si no le hablas nada. Solo el abuelo, que junto a su abuela fueron los que la criaron hasta que un violento accidente se los llevó por delante; y su hermano, con el que apenas de trata, se aproximan a la normalidad.

Diane, por todo esto quedará traumatizada y muy afectada en sus sentimientos. Nunca llega a desarrollar una afectividad ordenada. O no quiere nada con nadie, o se despipa en una relación extramatrimonial, por un largo periodo (tres años), con alguien a quien no quiere pero con quien consiente. Y con la señora Aubusson, Olivia, que le produjo una gran impresión, como modelo de rigor e inteligencia, por su precisión y seriedad. Se acerca a ella halagándola. Ambas parece que se caen bien al principio y llegan a una relación de confianza y confidencia poco frecuente entre profesor y alumno. La fascinación de Diane es extraña y presagia un final inesperado. El orgullo, la rabia, la decepción, el querer justificar lo injustificable… todo un cúmulo de sentimientos encontrados. Diane decide desvincularse de Olivia y la universidad para dedicarse a los enfermos, a los que sorprendentemente Olivia desprecia de mala manera.

Formidablemente escrita la narradora describe la trama metiéndose en el pensamiento de los protagonistas, lo cual no deja de ser un recurso literario válido, pero a veces surrealista (sobre todo al expresar lo que piensa cada bebé).

Marie, la madre de Diane, era bellísima y ella lo sabía y se lo creía. Le gustaba sentirse admirada y provocar celos. Soñaba con vivir su juventud a tope. Se mofaba cuando sus compañeras hablaban de boda, hijos, casa… Ella tenía otras expectativas. Olivier, buen partido, se enamoró locamente de ella y creyó que era correspondido. Un embarazo no esperado le horrorizó. Se lo contó a  Olivier y este le allanó el camino con una boda rápida que entusiasmó a ambas madres. Pero a ella le costó su juventud. No encajó esta primera maternidad. Se refugió en el sueño en una huida de la situación. Inmadura y caprichosa. Fría como un témpano, no quiso a su hija. Y ya en el momento de nacer le espetó “Ya no eres asunto mío. Ahora dependes de ti misma”.

Destaca la generosidad y ternura de los abuelos.

Fácil de leer. Bien escrita. Interesante para libroforum acerca de los sentimientos, relaciones familiares. Dura. Puede resultar útil a quienes actúan en orientación familiar o en torno a motivos educativos.

Imagen de Azafrán

“Frappe-toi le cœur, c’est là qu’est le génie.” Alfred de Musset

 

Se hace necesario conocer la vida de una madre para comprender la vida de la hija. Amélie Nothomb comienza su novela con esta frase de Alfred Musset “Golpéate el corazón, pues es ahí donde reside el genio”, en la que nos describe la vida de Marie, la madre de Diane, la protagonista.

Marie, la madre de Diane, tiene una hermana mayor de la que se siente celosa. Los celos, ese sentimiento irracional que trastoca el entendimiento y confunde a la razón. En realidad, Marie es mucho más guapa que su hermana mayor y mucho más inteligente; sin embargo, siente celos de ella.

Cuando su hermana mayor se casa y deja el hogar paterno, Marie comienza a vivir conviertiéndose en la reina de la fiesta. En efecto, es la reina de todas las fiestas y todos los chicos intentan conquistarla. Pero, Marie, no siente la necesidad de ser amada. Solo está interesada en hacer morir de envidia a las otras chicas. Su vanidad exige el sufrimiento de los chicos que aspiran a hacerla suya.

El hijo del farmacéutico, el chico más deseado, pone sus ojos sobre Marie. Ella, por darse aires de grandeza, acepta. El matrimonio tiene lugar y un mes más tarde, Marie se queda embarazada. Para Marie esto significa perder la corona de su reinado en la sociedad.

Los padres de ambos se alegran de la nueva y, un mes después, Marie pasa del instituto de secundaria a joven ama de casa y además embarazada.

Amélie Nothomb despliega desde el comienzo del relato una fina ironía. Podría el lector pensar que se encuentra ante la historia de Marie y de su hija, destruida por el egoísmo narcisista de su madre. Pero no es así. La verdadera protagonista de la historia es Diane, el primer bebé que Marie da a luz. Es Diane quien nos cuenta su propia evolución psicológica, su sentimiento de abandono, su aislamiento y su firme resolución de conquistar el amor de la madre idolatrada: “Una hija equilibrada que oculta bien su herida” (Pag. 64)

Pero Marie, la madre narcisista, no puede comprender las manifestaciones de amor filial de su hija mayor, Diane. Peor, Marie excluye sistemáticamente a su hija mayor de las manifestaciones de afecto que prodiga a sus siguientes hijos. “Su madre no era consciente de su crueldad. Ella parecía persuadida de ser una madre excelente”. (Pag. 65)

          A los once años, Diane siente que su universo se desploma cuando escucha la explicación que de su conducta hace su madre Marie a Célia, su hermana pequeña: “Tu hermana Diane está celosa, simplemente” (Pag. 70)

Diane se sobrepone a su crisis adoptando un punto de vista que lo cambia todo. “¿Qué le importa su infancia destrozada? Lo que desea ahora es convertirse en adulto para acceder al estatus sublime de médico” (Pag. 75)

La segunda parte de la novela es una vertiginosa sucesión de nuevos horizontes en la vida de Diane. Durante su época de instituto se había ido a vivir con sus abuelos y después del accidente que les costó la vida, Diane se va a vivir a casa de su mejor amiga, Elizabeth. Posteriormente, durante los tres primeros años de universidad cohabita con un compañero de medicina. Poco después, conoce a Olivia, una profesora con un discurso atrayente para Diane. ¿Amistad? ¿Interés?

Diana consagra tres años de su vida en ayudar a Olivia a conseguir la categoría de profesor titular de universidad. La ayuda con sus conocimientos de informática y de inglés.

Como reconocimiento a su inestimable ayuda, Olivia invita a Diane a su casa y le presenta a su hija, Mariel. Amélie Nothomb nos ofrece un “déjà vu”: una niña que sufre, aislada, los desprecios de su madre, incapaz de obtener de ese ser tan importante y tan perfecto un solo afecto.

Evidentemente, Diane hará todo lo posible por ayudar a Mariel, los dos años siguientes, durante los cuales Diane va a redactar su propia tesis, compartirá con Mariel su tiempo y su amistad.

Elizabeth, la mejor amiga de Diane, se casa e invita a su boda tanto a Diane como a Olivia. Durante la celebración, Elizabeth se las arregla para hacer ver a Diane la auténtica personalidad de Olivia: una persona egoísta, celosa y despreciable.

A penas unos días antes de la defensa de su tesis, Diane descubre que la parte esencial de su trabajo acaba de ser publicada por Olivia a sin su conocimiento. Durante la defensa, Diane demuestra al tribunal que está al día explicando con toda clase de detalles el trabajo que acaba de ser publicado por un miembro del jurado, por la profesora Olivia. Tal explicación le mereció el reconocimiento de todo el tribunal. Y Diane se aleja de Olivia.

Perder la amistad de Olivia no deja de ser un alivio para Diane. Aunque lo única que lamente es perder la amista con Mariel, la hija de Olivia.

Unos años más tarde, Diane recibe la visita de la policía. “Olivia Aubusson ha sido asesinada durante la noche del 15 al 16: veinte puñaladas en el corazón”. Aunque hay un grado mayor de dureza en la conducta de Olivia. Olivia no solo había abandonado afectivamente a Mariel. También la despreciaba continuamente.

Diane comprende rápidamente. Espera en su casa la llegada de Mariel.

Ambas crecieron junto a madres que no pensaban más que en ellas mismas. Ambas eran hijas sufrientes que reaccionaron de forma distinta. Pero es el mismo dolor que golpea el corazón.

Una reflexión sobre las relaciones entre madre e hija tan profunda como genialmente expuesta. El único interrogante que me queda es por qué Amélie Nothomb considera que el deseo de buscar el apoyo de Dios solo se da en la infancia. A cualquier edad podemos necesitar ser escuchados, consolados, por Dios.