El exorcista

La actriz norteamericana Chris MacNeil es protagonista de una película que se está rodando en Washington D.C. La acompaña su hija Regan, de once años. Residen en una casa alquilada cerca de Georgetown, la universidad de los jesuitas en la capital de los Estados Unidos.

Un día comienzan a ocurrir hechos extraños en la casa. Regan, la niña dulce y amorosa, cambia de carácter para mostrarse agresiva, insultante, violenta, incluso blasfema y manifiesta unos poderes físicos y psíquicos extraordinarios. Los médicos piensan en una enfermedad mental, pero serán dos jesuitas los que expulsen al demonio que se había alojado en el cuerpo de la niña.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2018 Debolsillo
416
978-84-9070-704-3

Edición original en 1971.

1975 Plaza y Janés (Círculo de lectores)
328
978-84-226-0661-5

Las citas en el Comentario corresponden a este texto.

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Se han cumplido cincuenta años desde la publicación de esta novela, que, en su momento, constituyó un best seller y fue llevada al cine. El exorcista trata sobre la posesión diabólica de una niña, pero el autor aprovecha para plantear diversas cuestiones acerca de la fe y la existencia del mal: ¿Podemos creer mientras Dios permita el mal en el mundo? ¿Por qué Dios calla mientras el demonio actúa constantemente a través de las drogas, el odio, la violencia, los matrimonios que se rompen o el sufrimiento de los niños?

Uno de los protagonistas de la novela es el jesuita padre Karras. Ha estudiado Medicina, ejerce como psiquiatra y es llamado para estudiar el caso de Regan. Karras piensa que la posesión diabólica es algo medieval, que no tiene lugar en la actualidad. Tanto él como los demás doctores prefieren hablar de enfermedad mental, desdoblamiento de personalidad, de un complejo freudiano de culpa y deseo de la niña de ser castigada, de telekinesis, etc... Son palabras que pueden describir el suceso pero no lo explican ni menos lo curan. La madre de Regan se declara no creyente, pero al escuchar las teorías de los médicos exclama: "¡Me resulta más fácil creer en el diablo!" (pág.206).

Finalmente acuerdan someter a Regan a un exorcismo. Es el rito católico para expulsar el demonio de una persona. Practicará el exorcismo el padre Perrin, un jesuita anciano. Karras no se ve con fe suficiente y se limitará a acompañarlo. Perrin revela al psiquiatra que él también ha tenido dudas de fe hasta que se dio cuenta de que "creer en Dios no tiene nada que ver con la razón, sino que es una cuestión de amor; aceptar que Dios puede amarnos..." (pág.298). El amor -añade- no es un sentimiento o una emoción, sino la disposición humilde de trabajar a favor de los demás.

El anciano jesuita explica cómo actúa el demonio en el mundo; no tanto a través de guerras y muy pocas veces con intervenciones extraordinarias. "Yo lo veo en los rencores mezquinos y absurdos, las actitudes equivocadas o en la palabra cruel e insidiosa que las lenguas desatadas vierten entre amigos o amantes" (pág.299).

Regan es liberada del demonio. Su madre declara que sigue sin creer en Dios, pero que ahora no tiene más remedio que creer en el diablo. Alguien arguye: "Si el mal del mundo le hace pensar que puede existir el demonio ¿cómo explica usted todo el bien que hay?" (pág.321). Efectivamente, Chris y Regan han estado en todo momento acompañadas por Sharon, la secretaria de la actriz, o Karl, el criado silencioso que se ha mantenido junto a la niña mientras ésta sufría los ataques del Maligno. A ello hay que añadir la intervención de los jesuitas.

La novela no vale mucho literariamente y de hecho el autor publicó una versión corregida en 2005, pero se lee fácilmente y da una imagen convincente de los personajes. Un detalle curioso es que en la novela hay un personaje cómico, el teniente Kienerman, una especie de teniente Colombo en la policía de Washington. Es posible que el autor viese demasiado dramatismo en la novela y quisiese dar un respiro al lector.

La aportación de El exorcista se limita a una reflexión acerca de cómo actúan en el mundo Dios y el diablo; uno a través del bien y el amor, otro por medio del mal y el odio. Una tesis que no es nueva ni suficiente para recomendar la lectura del libro.