La potencia de uno

Un niño sudafricano, de origen inglés, a los cinco años es llevado interno a un colegio donde, enfrentado a la brutalidad de una pandilla de africaners, aprende la primera lección de la vida: la supervivencia. Durante el regreso a su casa se hace amigo del revisor del tren, quien le inculca una ambición que le durará siempre: llegar a ser campeón mundial de pesos medios. La narración tiene intensos momentos de ternura, humor y fuerte realismo. Las coloristas descripciones y el estilo sencillo captan el interés.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1990 Muchnik
544
2001 Diagonal
688
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3
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PC
Acabo de terminar de leer "La potencia de uno". Desde el primer momento captó mi interés. Me gustaba como está escrito y su lectura me iba pareciendo muy estimulante.
Por supuesto admiraba a Peekay, el protagonista, e hice algún comentario a algún familiar sobre el espíritu luchador y lo que puede conseguir una persona coherente, concentrada y con afán de superación.
Pero... el final me ha decepcionado profundamente: Me ha parecido un canto a la venganza ¡qué a gusto se sintió nuestro héroe cuando por fin dio su merecido al "juez" que hace tantos años le había humillado y vejado!
Esto unido a lo mal que queda a lo largo de toda la novela su "cristiana madre" me hace desdecirme de la inicial ilusión y preguntarme donde está lo formativo de este libro.
Además de la exaltación de la venganza y de la ridiculización de lo cristiano creo que es un canto a la autosuficiencia ya que, aunque efectivamente se alaban algunos valores como la amistad, parece que detrás de todo ello está el interés o la autorealización como valor supremo.
Mi opnión es que es un libro o "no recomendable" o "recomendable sólo para personas con cierto nivel de formación". Lamento disentir.

Imagen de wonderland

"Primero con la cabeza y luego con el corazón" le aconsejan a Pekay, un niño que crece en una sociedad donde reina el racismo y el odio. Un niño rechazado por hablar inglés -el idioma de los que impusieron el dolor a los afrikaaners durante la guerra de los bóers- y por haber sido criado por una mujer negra, el color del miedo y del desprecio. Pekay no tiene más remedio que superar la humillación y el abandono con la fuerza de la supervivencia que le conducirá hasta las cimas más inesperadas.
"Confirma lo que todos queremos creer: que el individuo, armado con un espíritu independiente, puede prevalecer" (Cleveland Plain Dealer)

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La novela es muy entretenida y en bastantes ocasiones emocionante. Me gustó especialmente el relato de los primeros combates de Peekay: un pequeñajo de 10 años enfrentándose hábilmente a grandullones de 12... (¡la épica del deporte infantil...!)
El autor consigue describir muchos ambientes: el proceso educacional de un chico muy listo pero que ha sufrido mucho, el mundo del boxeo y la magia del combate, el mundillo de un colegio elitista inglés, los problemas raciales sudafricanos y el agradecimiento de los marginados ante la generosidad fraterna de algunos blancos, la amistad —hasta la muerte, al menos en dos casos—, el mundo infrahumano en las minas de diamantes, etc.
Desarrolla el autor, a través del protagonista un análisis del sentido de la vida: amor a la verdad (positivista, eso sí), preocupación por los semejantes (altruista), amor a la independencia y a la búsqueda individual del propio destino (falta el amor y sobra, en mi opinión, egoísmo). El conjunto, salvando ese matiz incompleto de las virtudes, es positivo: defensa de la bondad frente al mal, y de muchas virtudes, especialmente la fortaleza.
Me pareció, en cambio, impropio el exagerado espíritu crítico que tiene el protagonista desde muy pequeño y su individualismo. Resulta también excesivo el entrecruzamiento continuo de los personajes. Finalmente, el autor critica en la novela a alguna secta protestante pero la crítica, en ocasiones, se extiende a la religión cristiana en general.

Imagen de cdl

Transvaal, años 40. A Peekay, un niño sudafricano de origen inglés, lo llevan a los cinco años a un internado; allí tendrá que aprender el arte de la supervivencia entre chicos ¨afrikaner¨. Su primer maestro es Hoppie, un campeón de boxeo de los ferrocarriles. Luego vive varios años con un profesor alemán. Más adlante estudia en un colegio de Ciudad del Cabo. Por último, trabajará en unas minas. En todo este tiempo, practica y compite como boxeador.

Imagen de silviac

Hacia 1940, un niño sudafricano de origen inglés es llevado interno a un colegio. Allí, ante la brutalidad hostil de una pandilla de africanos nazistas, aprende la primera lección de la vida: la supervivencia. De regreso a su casa se hace amigo del revisor del tren, quien le inculca una ambición que le durará siempre: llegar a ser campeón mundial de pesos medios. La novela tiene intensos momentos de ternura y de humor, y una fuerte dosis de realismo.