Cuando el mundo gira enamorado

Viktor Frankl, psiquiatra de fama mundial, creó una psicología abierta a la trascendencia que hoy cuenta con numerosos seguidores en los cinco continentes. Su método de curación, llamado logoterapia, ha dado sentido a muchas vidas, y cada día crece el interés por las aplicaciones prácticas de sus ideas. Esta semblanza ofrece una perspectiva de su vida y de sus planteamientos, que siguen siendo actuales. Va dirigida a un público amplio, y está escrita a modo de un guión cinematográfico, que cautiva la atención del lector.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2003 Rialp
150
84-321-3388-6
2002 Rialp
148
2010 Rialp
160
978-84-321-3388

Subtítulo: SEMBLANZA DE VIKTOR FRANKL

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Imagen de acabrero

La biografía de Viktor Frankl es siempre apasionante, se presente como se presente. La más conocida –autobiografía- “El hombre en busca de sentido”, aun cuando solo contempla el tiempo del campo de concentración, es un libro leído por muchísima gente. Apasionante y aleccionador. Este, “Cuando el mundo gira enamorado” es casi como un resumen del anterior, aunque tiene la ventaja de aportar textos de otros libros del protagonista. En todo caso es un libro mucho más sencillo, más asequible para personas no muy lectoras, que tienen menos dificultad cuando ven un libro finito. Este es uno de esos libros finitos que animan a los menos lectores y de ahí su interés. Al lector más habitual le recomiendo que lea el anterior, pues es verdaderamente apasionante. En todo caso no podemos olvidar que el protagonista es judío, y que aunque manifiesta un gran sentido sobrenatural, no tiene la enseñanza del cristiano, que facilita mucho para entender el sentido del dolor. Ahí Frankl se queda un poco corto.

Imagen de Manu

Excelente ensayo para conocer el pensamiento de Viktor Frankl

Imagen de Azafrán

Víctor Frankl (1905-1997) fue uno de los más importantes psiquiatras del siglo XX. Cuando Austria quedó anexionada al III Reich, y a causa de su origen judío, fue deportado junto con su mujer a un campo de concentración. Desde allí le trasladaron al terrible Auschwitz, donde sufrió vejaciones infrahumanas. A pesar del hambre, del frío y de las enfermedades, la prisión de Víctor en Auschwitz y Dacha fue el mejor laboratorio que pudo nunca imaginar para aplicar la logoterapia, su teoría médica, según la cual el hombre necesita un sentido último para vivir, ya que en todos nosotros existe una semilla de dignidad que no puede destruirse ni siquiera en las circunstancias más adversas.
Los campos de concentración fueron una prueba de fuego para la logoterapia que él mismo se aplicó para poder sobrevivir y de la que luego se sirvió para salvar del suicidio y de la desesperación a tantos judíos que padecía su mismo sufrimiento.
“Existen en el hombre tres tipos de valores que dan sentido a su vida –anota Víctor-. Primero: valores creativos. Segundo: valores vivenciales. Tercero: valores de actitud. Por ejemplo, un enfermo que yo atendí vivió sucesivamente estos tres valores de forma casi dramática. Era un hombre joven. Profesión: diseñador de publicidad; al diseñar anuncios vivía los valores creativos. Sufrió un tumor en la parte alta de la columna vertebral: ya no pudo ejercer su profesión ni, por tanto, esos valores creativos.
En el hospital, se entregó a la lectura de buenos libros, se deleitaba oyendo música escogida y animaba a otros pacientes: entonces pasó a experimentar los valores vivenciales, es decir, da ahora un sentido a su vida acogiendo ese segundo tipo de valores. Primer viraje.
Finalmente, su parálisis progresa tanto que ya no es capaz de leer, ni aguanta los auriculares. ¿Qué actitud toma ante su destino? Sin quejarse, ofrece a Dios sus dolores por los seres queridos. Pues bien, cuando yo pasé la visita de la tarde, la víspera de su muerte, y sabiendo perfectamente lo que le aguardaba, ese admirable enfermo me rogó que le pusiera la inyección de medianoche: para que yo no me molestara en levantarme a mitad de la noche. Este hombre, en las últimas horas de su vida, no se preocupaba en absoluto de sí mismo, sino sólo de los demás. Segundo y maravilloso viraje hacia el tercer tipo de valores: los valores de actitud, que son los más importantes para la persona, y los más difíciles de asumir, porque no todos aceptan el sufrimiento con dignidad.”páginas 13-14
El autor de este libro, Rafael de los Ríos, es periodista, escritor y Doctor en Filosofía. Ejerce como profesor de Psicología General y de Comunicación en la Empresa. Al escribir esta semblanza del psiquiatra judío Viktor Frankl aciertó a plasmar sus pensamientos, la autenticidad de su amor. Así resume la teoría de Víctor Frankl:
“Tenemos que enseñar a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros. Es la vida quien nos pregunta a nosotros, y no nosotros a la vida. Y nuestra respuesta consiste en asumir la responsabilidad personal y en cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo.” Páginas 121 y 122
“Recuerdo un conocido abogado a quien fue necesario amputarle una pierna. Rompió a llorar al dejar la cama por primera vez y dar los primeros pasos con una sola pierna. Para ayudarle a vencer aquella crisis, yo le pregunté si aspiraba, de viejo, a convertirse en corredor, pues sólo así podía explicarse su desesperación. La pregunta hizo que las lágrimas se cambiasen por una débil sonrisa. El eminente jurista comprendió que la vida ni es tan pobre en posibilidades, ni pierde todo su sentido porque el cuerpo tenga una extremidad menos.” Página 130
Podemos comprender la desesperación a la que llegaban aquellos hombres sometidos a trabajos forzados en los campos de exterminio nazi, sometidos al frío, al hambre, a la enfermedad... Que intentaban disimular sus padecimientos y aparentaban ser fuertes, al menos lo imprescindible para evitar la cámara de gas.
Nuestra sociedad del siglo XXI parece disfrutar en exceso de comida, de abrigo, de calor y de tiempo libre para la diversión y el relax. Sin embargo, el valor que le damos a nuestra vida parece haber disminuido, al menos en la misma proporción en que la desesperación, el no esperar ya nada más de la vida, se hace presente entre nosotros. Suicidios y homicidios aparecen en las crónicas diarias de los periódicos y noticiarios. Quizás estas 151 páginas ayuden a corregir el desenfoque del problema y nos ayude a comprender qué es lo que aún podemos dar, con qué podemos contribuir en la mejora de la sociedad, en definitiva, cuál es el sentido de cada una de nuestras propias vidas.

Imagen de JJiménez

Después de varias semanas sobre mi mesa, me decidí a leer este pequeño libro sobre parte de la vida de Viktor Frankl. Me había venido de la mano de un buen amigo, pero no le había prestado atención por "ya había leido a Viktor Frankl". Hace años tuve la oportunidad de leer El hombre en busca de sentido, donde su autor da cuenta, desde la narración de su estancia en los campos de concentración, de su expeiencia y del cacimiento de la logoterapia. Libro que revisité años después y del que hice una renovadora lectura. En un principio pensé, por tanto, que este nuevo -para mí- libro sobre Frankl no me iba a aportar nada, y me equivoqué -como otras tantas veces. El libro hace un recorrido dramatizado, casi cinematográfico, sobre la estancia de Victor Frankl en los campos de concentración. Es una muy buena introducción a la vida y al pensamiento de este psicólogo y casi filósofo. Son especialmente sobrecogedoras las líneas en donde describe su llegada al campo de Auschwitz, y en especial el momento dramático en donde, al introducir su mano en el bolsillo de los arapos que le han dado para "vestirse", Viktor encuentra un pequeño papel en donde aparece garabateada una pequeña y grande oración: "Escucha, Israel: Yahveh nuestro Dios es el único Yahveh. Amarás a Yahveh tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Queden en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy" (Deuteronomio 6, 4). La piedad hacia Dios, el amor a su mujer como radical respuesta a la pregunta "¿por qué no me suicido?" y su entrega incondicional a los demás, tanto a los compañreos prisioneros como al mismo kapo que los tortura y vigila, son las claves de esta expericnia de vida de un hombre que es capaz de transmitirnos, con su ejemplo, el significado profundo del testimonio de amor y esperanza.

Imagen de aly

Es un libro duro, doloroso, y sin embargo lleno de esperanza. Las historias narradas en capítulos cortos son tan expresivas que en pocas páginas te dicen todo lo que quieres saber de Viktor Frankl. El´título del libro da vida al libro, resume todo lo que contiene: el mundo puede no ser perfecto, pero aun así sigue girando (podríamos decir que el mundo a pesar de hacernos daño muchas veces merece la pena) todo depende de la actitud que uno tome ante lo que nos rodea. Es una enseñanza sobre la libertad interior, una de las mejores enseñanzas que he aprendido. Muy recomendable.
Aly

Imagen de rocio meca

Tal vez este libro es el que mejor refleja el impacto que supuso para Frankl ingresar en un campo de concentración. Al comienzo el mundo se le vino encima, separado de su mujer, separado de la obra que había escrito que suponía la cima de su teoría psicológica. No fueron pocas las ocasiones en que la Providencia le liberó de las garras de una oscura muerte. En esta pequeña novelita los personajes que aparecen son de carne y hueso, personas que padecieron, que se superaron y que supieron buscar su dignidad aún en las circunstancias más adversas. Frankl, en esta experiencia de sublime dolor, encontró algunos soldados nazis que reconocían su talento, en ellos también se refleja lo que es la compasión por el débil.

De este libro son varias las reflexiones que se pueden realizar: una, en torno al título, el mundo gira enamorado, letras que aparecían en unos pendientes que Frankl regaló a su mujer y que sólo se hallaban en una joyería de Viena. Y es que para el autor todo su mundo gira enamorado ante la belleza interior de su mujer, es el interior de ésta el que le hace resurgir y revivir en momentos en los que lo fácil hubiera sido dejarse vencer por la debilidad, claudicar y morir como muchos lo hicieron.

Para Frankl, la pérdida de su mujer, con la que siempre estuvo unida, y la pérdida de su obra, encontraron un sentido especial cuando al entrar en el campo de concentración le dieron la ropa de otro preso. En el bolsillo de su vestimenta encontró un papel en el que aparecían las siguientes palabras: "Escucha Israel: el Señor es tu Dios. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Que estas palabras que yo te dicto hoy estén en tu corazón". Estas bellas palabras siempre las guardó Frankl en su bolsillo y, de vez en cuando, le servían para encontrar sentido a los acontecimientos que le rodeaban.

La lectura de esta breve novela aporta una visión positiva y real de una vida que, en sí misma, es dura y dolorosa, pero también es la experiencia de que en el camino del dolor siempre somos acompañados.