La puerta de la esperanza

Conversaciones entre José Luís Olaizola y el doctor Juan Antonio Vallejo-Nágera, psiquiatra y escritor, a lo largo de los dos últimos meses de la vida de éste. Abordan la vida del doctor, su familia, el ejercicio profesional de la psiquiatría y los valores que ha mantenido a lo largo de su vida.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1990 Planeta/Rialp
255
9788432066436
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4
Valoración Socios
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Este libro alcanzó un gran éxito, al publicarse a raíz de la muerte del doctor Vallejo-Nágera. Parte del atractivo de la obra está en la serenidad con la que Vallejo aborda su última y próxima experiencia, la de la muerte. Al saber que los médicos le dan muy poco tiempo de vida, apenas dos meses, quiere verter los recuerdos de su vida en conversación con José Luís Olaizola. Ambos compartían una buena amistad y unos valores cristianos. De hecho la proximidad de la muerte –esa puerta a la esperanza- hace más intensa la fe que Vallejo había vivido desde la infancia.

Su vida es sorprendente. Trabajó arduamente y tuvo éxito en todo lo que abordó, pero tenía claro que el trabajo es un medio, no un fin en sí mismo. Abandonó el ejercicio y la docencia de la psiquiatría al darse cuenta de que sus disposiciones habían dejado de ser las mejores para ese ejercicio profesional. "Empezó a faltarme la paciencia" –dice. Y es que la impaciencia se anota como uno de sus defectos. Entonces comenzó una carrera como pintor y escritor en la que alcanzó grandes éxitos.

Su gran simpatía personal le convirtió en un personaje muy popular. Dio conferencias y participó en programas radiofónicos y televisivos prácticamente hasta el final de su vida. Se distinguió con la amistad de personajes tan notables y tan alejados de sus planteamientos personales como la del torero Luís Miguel Dominguín, que ocupa un lugar importante en el relato.

Su espíritu es culto, abierto y tolerante. Manifiesta sus valores sin estridencias. De hecho, en sus conversaciones no habla mal de nadie. Sí critica ciertas ideas contemporáneas que llaman progresistas y que él desecha sin ningún complejo, desde la experiencia de su ejercicio profesional.