La letra escarlata

Considerada una obra maestra de la literatura norteamericana, Hawthorne convierte esta novela en un bello retrato de los sentimientos humanos. Además, se trata de una crítica del puritanismo imperante en las colonias inglesas en América durante la segunda mitad del siglo XVII.

Ediciones

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2002 Valdemar
427
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No creo que lo imaginara Lutero en Worms, inclinado ante la majestad irritada del César Carlos. Ni Calvino en Ginebra. Ni Enrique VIII cuando despreció las órdenes de Roma y el amor de Catalina para casarse con Ana Bolena. No creo que ni siquiera los exiliados del Mayflower, que ni el último puritano pensara que él y sus hijos, y los hijos de sus hijos, que toda una nación enfebrecida y su religión reformada acabaría en una plaza mirando con desprecio a una mujer que se había bordado la vergonzante A púrpura sobre el pecho.

Es la América que comienza a hablar inglés y más tarde se llamaría Estados Unidos. Y es Boston. Es Nueva Inglaterra y una costa pobre, fría, asediada por los indios, las tormentas y una manera dura de relacionarse con Dios. Una mujer joven casada con un hombre viejo y desaparecido ha cometido adulterio. No sabemos cuando, cuanto ni con quién. Esa historia, previa a nuestra llegada, la deberemos imaginar porque el libro está fechado en 1849 pero Nathaniel Hawthorne ya confiaba en el juicio del futuro lector. En mitad de la plaza sólo vemos a esa mujer, su letra bordada y a una niña. Perla. Frente a ella toda la comunidad y la misma iglesia que la declaran culpable y le piden un nombre. Un solo nombre. El de él. La mujer no responde. Otro hombre, viejo, alto y con una sabiduría amarga aprendida durante meses de cautiverio entre los nativos, la mira y también la interroga. La misma pregunta y el mismo silencio. Sólo que él es el marido ultrajado que ha vuelto a punto para contemplar la escena y saber del engaño, de la niña nacida, del desprecio y la vergüenza. Es el marido y se devora, y no hay sentimiento así que no se transforme en la más perfecta de las posibilidades del mal.

Así son las primeras páginas y lo que sigue es un libro sobre el odio y la destrucción íntima con la que lo arrasa todo. O un libro del amor y la lealtad infinita y silenciosa de la que éste es capaz. Un libro sobre el rencor y la melancolía. Sobre la locura y el arraigo. Un libro sobre un clérigo joven y atormentado que se castiga las llagas cada noche y que de alguna manera se parece al Fermín de Pas que inventó Leopoldo Alas para su Regenta. Y sobre un bosque. Sobre cómo se construye un país. Sobre lo que no se olvida y sobre la esperanza. Sobre la ingenua esperanza. Sobre los hombres y las mujeres y sobre aquello que les hace pasar las noches despiertas con fiebre