El maestro de esgrima

En el Madrid de Isabel II, un maestro de esgrima, de espíritu caballeresco y romántico, y ya mayor, se ve envuelto involuntariamente en una oscura conjura política. La trama está hábilmente tejida, la ambientación, hecha de paralelismos y contrastes con el momento actual, resulta un marco muy adecuado para las situaciones planteadas, y el estilo es de amena lectura.

Valoración CDL
2
Valoración Socios
2.428572
Average: 2.4 (7 votes)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

7 valoraciones

Género: 

Comentarios

Imagen de Azafrán

Novela que refleja el ambiente inmediatamente anterior a la revolución de 1868 que daría origen al destronamiento de Isabel II, al sexenio democrático, al reinado breve de Amadeo de Saboya y a la I República.
Periodo de la historia de España sumamente difícil de entender y de explicar; mucho más, de novelar. Reverte escoge un punto geográfico próximo a la Puerta del Sol –símbolo del pueblo- para establecer su parlamento popular, próximo a la ubicación de las Cortes y no muy lejano al Palacio de Oriente. En aquel pretendido parlamento, un café llamado sarcásticamente Progreso, se celebra una tertulia a la que acude Jaime de Artaloa, el protagonista del relato, y diferentes personajes del pueblo castizo que analizan las noticias de la política y de la vida palaciega extendidas por la ciudad.
Cuatro son esos personajes que representan a los cuatro principales partidos políticos o idearios políticos: conservadores (monárquicos y católicos; generalmente familias nobles venidas a menos, Espartero), liberales moderados (no están muy de acuerdo con las actuaciones de la monarquía pero no se atreven a prescindir de ella; son católicos no practicantes pero tampoco se deciden a romper; muchos de ellos masones, su líder Narváez), liberales progresistas (los más radicales, les gustaría prescindir de la monarquía y dar paso a la república; anticlericales; pro guillotina, su líder Prim), centristas (tradicionalistas, monárquicos, su líder O’Donnel fundador de la Unión Liberal).
En la novela las correspondencias entre personajes e ideologías serían
Conservadores:
• Don Lucas Rioseco, caballero de buena familia venida a menos, misántropo, monárquico, católico, hombre de honor.
Liberales moderados:
• Antonio Carreño, masónico, antiborbónico.
Liberales progresistas:
• Agapito Cárceles, cura exclaustrado, “El patriota embozado”, republicano, federalista, antimonárquico, anticlerical.
Centristas:
• Marcelino Romero, pianista, melancólico, cuarentón
Como representante de la nobleza y de las clases próximas a la vida palaciega corrupta y amoral:
• Luís de Ayala-Velate y Vallespín, marqués de los Alumbres
Jaime de Artaloa, el maestro de esgrima, se sitúa fuera de esta distribución ideológica. Pretende ser un personaje desvinculado de las luchas por el dinero, la gloria o el poder. Vive en su soledad, procurándose el pan de cada día con su trabajo en una época en la que trabajar y nobleza no eran compatibles. Y además se manifiesta como ateo. Prescinde de la idea de Dios para poder vivir de su profesión. Es un ateo práctico: enseña a matar, vive del arte de matar.
Jaime de Artaloa se verá inmerso en una serie de crímenes. Uno de los asesinados le confiará, la víspera de su muerte, unos papeles que resultarán el desencadenante de más muertes y que incluso pondrán su vida en grave peligro.
En definitiva una trama policial con asesinos a primera vista que luego resultarán ser inocentes y al contrario, víctimas que luego, pudieran resolverse en asesinos.
Además cabe señalar el dominio de las técnicas propias de la esgrima. Descripciones para profesionales. Y una trama amorosa que pudieran ser dos. La intriga está servida.

Imagen de mgarregui

El autor maneja la pluma de modo magistral: domina aquello sobre lo que escribe y cómo lo escribe. Es uno de esos libros con los que se disfruta sólo por el placer de leer. En cuanto a los personajes y la trama... Pérez-Reverte habla a través de su maestro de esgrima para explicar su propio modo de ver el mundo, su propia filosofía de vida está plasmada en el protagonista; su idea del honor (honor únicamente ante sí mismo), del amor, de la amistad, la lealtad, y cómo defiende estas ideas ante los ataques de otros son fácilmente atisbados en las palabras de Jaime Astarloa. Se echa de menos algo más trascendente que el hombre a lo que agarrarse: más allá del propio maestro de esgrima no hay nada, lo cual hace que todo se vuelva un poco absurdo ante la pregunta del porqué o para qué esos ideales. A Dios no es que lo deje en muy buen puesto, lo cual puede herir la sensibilidad de más de uno. Pero como no hiere quien quiere, sino quien puede, no se puede tener muy en cuenta.
Sí que cabe destacar el estudio de psicologías que hace a través de la galería de sus personajes, todos ellos bien perfilados y terminados a base de pinceladas descriptivas y diálogos.