Novela cuya acción se desarrolla en Barcelona durante la segunda mitad del siglo XIV y toma como eje del argumento la construcción de la iglesia de Santa María del Mar. El protagonista es hijo de un campesino que se convierte en un hombre libre, llega a hacerse rico y se ve privado de sus bienes al ser denunciado a la Inquisición. La obra combina un fondo histórico más o menos veraz con un tratamiento narrativo que sigue esquemas orientados hacia el éxito comercial.
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Novela ambientada en Barcelona y Cataluña del siglo XIV con los problemas sociales y humanos, llena de tópicos sobre las instituciones medievales, como el derecho de pernada, falseado en casi todas esta novelas. Haría bien el autor en estudiar a Regine Pernout, la gran experta mundial que desmonta ese y otros estigmas atribuidos a la Edad Media. Es una cuestión de simbolismo inasequible a los superficiales. Eso no quita que entonces, como hoy, hubiera abusos. En todas las épocas cuecen habas.
Otro tópico insufrible es el de la Inquisición. Bien que reconozca que la primera inquisición española fue en Cataluña, un siglo antes de que la establecida en Castilla. Pero el jaez de los inquisidores es ridículo. El personaje de Joan, casi hermano de Arnau, el protagonista, pasa de ser un niño angelical e hijo de una mujer adúltera -ayer menos que hoy- a ser un inquisidor infernal y petardesco. Falta respeto al lector al dibujar una caricatura semejante que no cree ni un niño.
Como positivo de esta novela, el lector verá un cariño a la Virgen del Mar en su iglesia, y un pasear por las calles de la Barcelona medieval. Y poco más.
Falcones dice que se inspira en la Crónica de Pedro III, con tantas lagunas y poca investigación. No le extrañe que las críticas sean abundantes.
Vale para para pasar el rato. Calidad, poca. Unidad de acción, escasa. Pasan tres generaciones de una familia, que bien podrían convivivir en cualquier otra época. Además, es tan larga, que parece que hay diferentes estilos literatrios. Vuelvo a decir, la literatura es arte. Quizá se venda fácilmente como novela, lo que no es mas que ejercicios de redacción. Hemos de volver a los Delibes, Cela, Cervantes, Buero, Alas, ... No por muchas páginas, se escibe bien o se está ante una obra literaria. Mucho marketing y poca belleza literaria.
Es un canto épico a Barcelona en forma de recreación medieval del reino y de la ciudad. Adopta la forma de una novela histórica pero no alcanza la categoria de Los Pilares de la Tierra, como ya se ha dicho, o de El Médico (creo recordar que es de Jhon Grisnam). Este último verano mi mujer fue a una librería a comprar un determinado libro que le habían recomendado. -No lo tenemos -le contestaron- pero éste -La Catedral del Mar- también es bastante entretenido, y lo compró. Supongo que así se hace un best seller. Incomprensible, salvo por ser un cántico a la Barcelona medieval, lo cual, como es lógico, gustará mucho a los barceloneses.
¿Novela histórica? ¿Terribles inquisidores? En plena Barcelona del S. XIV Arnau, el protagonista reune a todos los señores feudales y deroga todos los derechos que tenían por tal condición. Parece una arenga sindicalista del siglo XXII en que se dijera a los trabajadores que no paguen impuestos.
El hermano del protagonista "terrible inquisidor" pasa de ser un niño dulce (por el cariño que ha encontrado en una familia) y comprensivo (por lo que ha sufrido en su vida) a ser un atormentado que sólo busca descubrir el "pecado",aun donde no lo hay. A este personaje le falta mucha elaboración para ser creible. Si habitualmente la Inquisición está tratada de un modo anacrónico y sin conocimiento hacíendo apología del "qué barbaridad", este libro sería uno más. Eso sí: ¡menudo culebrón! Supongo que "próximamente en sus pantallas".
La novela tiene un buen arranque, con doscientas páginas entretenidas. A partir de ahí decae. Los hechos se narran sin profundidad ni el más minimo intento de introducirse en la mentalidad de la época. El autor cae en abundantes anacronismos: novela social, defensa de las libertades, religiosidad popular. Es abundante el odio de clases. Lo más patético es la introducción del Tribunal Inquisitorial en Barcelona en el siglo XIV. El único dato cierto es el de Eymerich autor de un manual de Inquisidores. Todo lo demás es una falsificación de la historia. Este best seller se enmarca en la novela histórica de ficción, de la que no se aprende nada.
En torno al protagonista se teje un relato de aventuras de extensión desmesurada, que pretende sobre todo entretener, con situaciones muy variadas enlazadas con más dinamismo que verosimilitud. La perspectiva de época refleja el reinado de Pedro IV el Ceremonioso de Aragón, las luchas con el rey de Mallorca, los enfrentamientos entre nobles y burgueses y la actuación de los inquisidores dominicos, establecidos en Cataluña desde finales del siglo XIII y persiguiendo sobre todo a los judíos.
Todos estos elementos, aunque cuenten con una base real, están tratados, sin ningún rigor de autenticidad, como sustrato y apoyo de una ficción que configura a los personajes con rasgos anacrónicos, que se adecuan más al mundo actual que al de finales de la Edad Media. El estilo, poco elaborado, es muy coloquial, sin apenas matices expresivos, y su finalidad primordial es proporcionar lectura fácil a público más amplio que exigente. El contenido abunda en críticas religiosas y sociales, en descripciones eróticas y, sobre todo, ofrece una visión muy negativa y cargada de tópicos acerca de la conducta de los tribunales de la Inquisición.