Este trabajo recopilatorio elaborado por Eusebi Colomer tiene la
virtualidad de presentar con toda su grandeza al Beato Ramón Llull a la vez que
expresa su continuidad en otros autores posteriores completando de ese modo la
perennidad de su pensamiento.
Llull, en lo humano, era a la vez, catalán, europeo y
mediterráneo. Como ha resumido el ilustre profesor Batlori: "coexistencia e
interracción constantes de tres mundos, más bien autónomos que independientes:
el latino, el bizantino y el islámico" .
Por otra parte, no olvidemos que el entonces cortesano Llull había
vivido en primera línea de combate la
reconquista de su tierra natal Mallorca por parte del rey Jaime I el
conquistador. De ahí que su particular modo de entender la convivencia entre
religiones bascule entre guerrera y tolerante. Las armas y la convicción
intelectual.
El ideal de la unidad de Llull se resume en un solo pueblo bajo un
solo pastor. Unidad humana a semejanza de la unidad divina: "concordantes en
una misma creencia" (Libre del gentil e
los tres savís, IV). La unidad se alcanza por la conversión y ahí se dirige
su Arte: método para convertir hombres, no para convertir proposiciones.
No olvidemos que su formación era caballeresca hasta su
conversión, lo que perdurará en su método dialéctico, es decir, conversión del
duelo de caballeros al duelo intelectual donde se esgrimen las armas de las
razones necesarias. El juicio de Dios de los caballeros queda, por tanto,
convertido en el triunfo final de la verdad. Así termina el libro del gentil:
"¿os parece bien que una vez al día disputemos unos con otros conforme al modo
que nos ha enseñado Dama Inteligencia y que nuestra disputa dure tanto tiempo
hasta que los tres tengamos una fe y una ley?" (Libre del gentil e los tres
savís, IV).
Llull se convirtió a la mitad de la vida, a los treinta años,
mientras componía una noche versos de amor a su amada, se le apareció
repetidamente Cristo crucificado hasta arrebatarle el corazón. Así decidió:
"dar su vida por el amor y el honor de Cristo"(vita 5).
Después de su conversión se sintió llamado a escribir un libro, el
Arte, con el que los hombres alcanzaran
la conversión y con el cual los judíos y musulmanes encontraran la verdadera
fe: "Y os digo todavía que llevo conmigo una Arte general, que me ha sido dada
nuevamente por don espiritual, por la que el hombre puede saber todas las cosas
naturales, según que el entendimiento
alcanza lo sensible. Sirve para el derecho, la medicina y todo saber, y
para la teología, ciencia para mí la más estimada: no hay arte que tanto valga
para solventar cuestiones y para destruir errores por la razón natural"
(Desconhort VIII).
Al final de su vida parece fracasado, envejecido y tomado por
loco. Pero no, había logrado un gran triunfo que perdurará: "Enseñar a amar"
ahí está la clave, el éxito es haber amado y marcado un camino (p.43).
José
Carlos Martín de la Hoz
Eusebi
Colomer, De
la Edad Media al Renacimiento. Ramón Llull, Nicolás de Cusa, Juan Pico della
Mirandola, ed. Herder, Barcelona 2012, 277pp.