Henry David Thoreau (1817-1862) fue un pensador norteamericano de segunda fila, cuyos pensamientos y escritos llegaron a nuestro país a través de sus ensayos “Desobediencia civil” y “Walden”, de ahí que lo hiciera con fama de anarquista y de rebelde, algo parecido a la revolución frustrada de los indignados que fueron promovidas por marxistas alicaídos deseosos de vibrar con la utopía.
En esta ocasión Diego Clares, especialista en Thoreau, se ha propuesto recopilar y presentar los escritos espirituales y de alguna manera morales, de nuestro autor con afán de completar el pensamiento de Thoreau y mostrar un panorama más completo de su pensamiento.
En realidad, las aportaciones de Thoreau en este trabajo van en la dirección de una espiritualidad crítica con las creencias establecidas en la Unión estadounidense que, como es sabido, se construyó como una amalgama de credos religiosos que fueron recibidos en el nuevo país en igualdad de oportunidades.
Como llama el editor varias veces en el libro, Thoreau vive un pensamiento “salvaje”, es decir poco académico y por tanto sistemático, pues se dedicaba a la actividad de “agromensor” y en los ratos libres filosofaba a su aire.
Por lo que se refiere a la faceta espiritual los comentarios que se aportan son de escaso interés para la historia de las religiones, pues Thoreau no creía en el sentido trascendente de la vida, por lo que se limitará a pedir a los creyentes que se lleven bien entre sí, puesto que creen en el vacío, y por supuesto, no hay lugar al dogmatismo ni a la violencia para defender sus posiciones.
Lógicamente, Thoreau intentará meterse en la mente de los creyentes para buscar el modo de colaborar con la paz social y la tolerancia: “el creador está mucho más allá de lo increado” (75).
A la vez, no puede dejar de ser lo más coherente con su postura agnóstica o atea, por lo que terminará por afirmar ante la presencia de lo espiritual por todas partes: “no puedo ver el fondo del cielo, porque no veo mi propio fondo” (83).
La gran aportación de este trabajo es mostrar en sus diarios, epistolario y artículos constantes referencias a la cuestión ecológica, que no deja de sorprendernos pues estamos hablando de un autor americano en el siglo XIX.
Asimismo, no deja de ser interesante que loa argumentos a favor de la defensa del medio ambiente y contra el deterioro del planeta ya estaba entonces claramente planteado y casi con argumentos muy parecidos. No olvidemos que nuestro autor asistiría a la revolución industrial americana (108).
José Carlos Martín de la Hoz
Henry David Thoreau, Escritos espirituales y morales, Trotta, Madrid 2024, 220 pp.