Antropología asimétrica

 

En el interesante ensayo del profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de la Sorbona en París, Bruno Latour (1947), dedicado a la situación cultural y filosófica de la modernidad, se realiza un completo análisis del problema de la posmodernidad, precisamente en tiempos del relativismo.

Entre las muchas e interesantes cuestiones investigadas por el profesor Latour en este ensayo deseamos detenernos en una faceta nuclear de gran actualidad, como es la antropología, que afecta, como es lógico, a un sinfín de otras cuestiones concatenadas y enlazadas. En efecto, lo que nuestro autor denomina como la solución antropológica, se convierte en un aspecto medular del presente ensayo: la construcción de una nueva antropología que se convierta en hilo de Ariadna para salir del laberinto.

Nuestro autor desea plantear una nueva antropología sólida, no simplemente limitarse a apuntar cuestiones, a modo de apuntes o de modelo provisional, sino que debería ser una antropología científica y completa del propio ser humano tanto como persona individual, como parte capital de la sociedad, pues desea elaborar y presentar una “antropología como modelo de descripción de nuestro mundo” (138).

Antes de descender a comentar las principales características del modelo que desea aportar, nuestro autor, se detiene a recordar al lector algo que ya había venido subrayando desde el titulo general de la obra:” Nunca fuimos modernos”, es decir, la propia representación superficial de una revolución ha conducido al verdadero fracaso de la modernidad y de la consecuente posmodernidad; asunto clave a tener en cuenta si se desea encontrar una salida del laberinto.

Es interesante que el propio autor sea quien nos narre los objetivos marcados, pero también las dudas y vacilaciones a las que está sometido: “La antropología que hasta entonces tropezaba con las ciencias y las técnicas, puede volver a convertirse en el modelo descriptivo que yo deseaba. Impotente para comparar a los premodernos con los modernos, podría compararlos con los no modernos” (137).

Inmediatamente, señalará nuestro autor la importancia de la fenomenología, pues en la actualidad ya es premisa para cualquier campo del saber y, por tanto, hablar de antropología es hablar del “fenómeno, punto de encuentro donde se aplican los dos polos de la naturaleza y el sujeto” (143).

Un poco más adelante sustanciará su aportación: “la naturaleza, por lo que a ella respecta, permanece única, exterior y universal. Pero si superponemos los dos emplazamientos -aquel que, sin mayor esfuerzo, ocupa el etnólogo para estudiar las culturas y aquel que, con grandes esfuerzos, definimos para estudiar nuestra naturaleza-, la antropología comparada se vuelve posible, aunque no fácil. Ya no compara las culturas, haciendo a un lado la suya, que, por un privilegio sorprendente, poseería la naturaleza universal. Compara las naturalezas-culturas” (144) ...

José Carlos Martin de la Hoz

Bruno Latour, Nunca fuimos modernos. Ensayos de antropología simétrica, ediciones Siglo Veintiuno, Buenos Aires 2012, 221 pp.