Arte y naturaleza

 

Hace pocos días, por consejo de un amigo, vi un reportaje de una cadena de televisión inglesa, realizado hace ya bastantes años, sobre el gran guitarrista Andrés Segovia (Linares, 21 de febrero de 1893 – Madrid, 2 de junio 1987), en el que se alternan breves comentarios del propio guitarrista en inglés –sobre los comienzos de su carrera y acerca de su formación musical–, con la interpretación de diversas piezas para guitarra.

El reportaje se desarrolla en la Alhambra, con imágenes de patios, de fuentes y jardines, de rincones, de detalles, junto con las del músico, hablando o tocando, y con algunas vistas de calles y de cármenes granadinos. Andrés Segovia interpreta composiciones variadas, como el arreglo para guitarra, que él mismo hizo, de una gavota de Juan Sebastián Bach, obras de compositores españoles como Isaac Albéniz, piezas tradicionales andaluzas… Lo último que toca es una delicadísima nana popular catalana, que le oí cantar en más de una ocasión a mi madre; un detalle que no puedo negar que me conmovió.

Luego, reflexionando sobre el magnífico reportaje, pensé que resulta aleccionador que tanto para el arte como para la naturaleza no haya fronteras. En estos tiempos de enfrentamientos cercanos más o menos pacíficos –británicos que quieren separarse de Europa, la pugna entre el gobierno de España y la Generalitat sobre el referéndum en Cataluña, etc.–, mientras recordaba las bellísimas imágenes que acababa de contemplar de la Alhambra, de Granada y sus calles, con el telón de Sierra Nevada, y me recreaba en los variados sones de guitarra –paradójicamente universales y locales a la vez–, que había interpretado aquel andaluz universal, me llené de una gran paz, de una placidez serena que desearía contagiar a todo el mundo, porque me parece que arte y naturaleza unen a las personas en vez de separarlas y hacen de las diferencias un tesoro compartido y no un motivo de fricción. Algo semejante había percibido, unas semanas antes –incluso con mayor intensidad–, al visitar con un amigo la gran exposición "Tesoros de la Hispanic Society of America", en el museo del Prado: qué memorable lección de amor a la historia y a la cultura hispanas, y con qué altura de miras, nos ha dejado Archer Milton Huntington (1870-1955), el creador de esta institución.

Luis Ramoneda