Bartolomé de Albornoz y el Islam

 

Entre los autores de tratados de Moral Económica del siglo XVI destaca la figura de Bartolomé de Albornoz natural de Talavera de la Reina (1519-1573), alumno de la Facultad de Leyes de Salamanca con Diego de Covarrubias y, posteriormente, catedrático de utriusque iuris en la Universidad de México.

Sobre todo Albornoz es conocido entre los historiadores por ser uno de los primeros abolicionistas de la esclavitud, puesto que en su tratado sobre el “Arte de los Contratos”,  arremete con dureza contra Tomás de Mercado y otros teólogos morales de la época porque admitían el tráfico de esclavos había América si averiguar si realmente eran verdaderas las causas de la esclavitud por las que habían sido comprados por lo portugueses a las tribus los negros de la costa africana y luego recomprados por españoles para enviarlos a las explotaciones de minas y caña de azúcar en las Indias.

Precisamente, por eso, su obra estuvo un tiempo retenida por la Inquisición para comprobar la verdad de su argumentación. Además, abordando esa temática y, un poco antes, de referirse claramente al fondo de la cuestión para deshacer todo argumento esclavista, para estar a favor de la libertad con la que el hombre fue creado por Dios, desciende, brevemente, a la cuestión del Islam.

Es muy interesante, que nuestro autor exprese algo obvio para cualquiera que conozca la sociedad de su tiempo y es que Castilla no es una sociedad esclavista, sino una sociedad cristiana en la que quedan algunos pocos esclavos y donde nadie es reducido a esclavitud como en otras etapas de la historia económica y social.

Inmediatamente, señala Albornoz que, en concreto los moros si pueden ser esclavizados, exactamente igual que ellos hacen con nosotros, como se comprueba en aquella época frecuentemente en las prácticas de los piratas moriscos del mediterráneo, donde los cristianos capturados son esclavizados.

Además, muchos negros que se traen de Trípoli y de otras zonas de áfrica a Europa y América son musulmanes, lo que se comprueba por su negativa a ser bautizados y catequizados. Pero, señala con mucha crudeza, que hacerlo sería un error y más tenerlos como esclavos es casa: “es peor que tener un tigre, porque son desesperados y tan vengativos que por ejecutar su ira no estiman la muerte y muy tocados de lo otro, y a esta causa ningún hombre cuerdo debe tener (a lo menos para el servicio de puertas adentro) esclavo ni hombre nacido en África, como los que he dicho, ni de los negros que alindan con moros africanos, como los que he dicho, ni los geloses, bervesis, y otras naciones que parten términos como África porque de su vecindad tienen algunos resabios, puesto que entre estos postreros (que son de la costa del Océano y mar de afuera) salen algunos buenos, pero son pocos”.

Así pues, nuestro autor, regresa al hilo conductor o al argumento fundamental que llevaba: “torno a tratar de los negros de Etiopía de donde se cargan todos los que se llevan a Indias y traen a estos reinos” (131v).

José Carlos Martín de la Hoz

Bartolomé de Albornoz, El Arte de los contratos, Valencia 1573, 174 fol.