Camino como Consideraciones espirituales no lo escribió san Josemaría Escrivá de Balaguer sino que son chispazos de oración, impactos del Espíritu Santo, el modo de levantar el sentido sobrenatural en las almas.
Es muy interesante cómo nuestra vida espiritual está llena de nuevos mediterráneos, pues todos necesitamos esos despertadores del sentido sobrenatural que nos saquen de la rutina del acostumbramiento en el que podemos caer con relativa facilidad.
Precisamente, san Josemaría se refería en una de sus cartas a la necesidad de: “Mantener vivo el sentido sobrenatural y afán apostólico para no caer en la tentación de la perdida de la libertad, de las formulas extrañas y del apostolado como una profesión añadida” (carta Legitima hominis).
San Josemaría en su vida de oración, en sus conversaciones con las almas, en la lectura de un libro espiritual o de la literatura, pues en cualquier momento recibía chispazos de Dios y rápidamente los anotaba, los meditaba y después los predicaba en meditaciones, pláticas, clases o charla.
Aquellos chicos se encendían con esas luces del Espíritu Santo que reverberaba en ellos y entendían el impacto en sus almas, el cambio de vida, concretaban los deseos operativos de ser mejores.
En definitiva, vislumbraban aquellos jóvenes el tono y el contenido de la nueva espiritualidad laical y secular que era profundamente distinta de la espiritualidad para laicos o más claramente la espiritualidad seglar.
Comenzaron a pedirle un libro donde se recogieran aquellas anécdotas chispeantes, aquellas frases redondas, ejemplos gráficos con los que despertaba la vida de oración, la palabra tremenda la autoridad con la que Dios se metía de lleno en sus almas y les encendía a levantar la temperatura espiritual y el tono humano del lugar donde estuvieran.
Primero Consideraciones espirituales en 1934 y luego Camino en 1939 se convirtieron en best seller, pues se repartían de mano en mano, estaban en las casas, en los hogares y en la mesilla del santo Padre Pablo VI como de tantos hombres y mujeres de toda clase y condición, porque con naturalidad Dios iba propagando el incendio de amor en los corazones.
Se ha comparado Camino con los libros de sentencias, con las sumas de frases de los clásicos, con los adagia de Erasmo, pero no tiene nada que ver con las frases para hacer pensar en un calendario, ni en el taco myrga. Se trata de recordar la oración de un cristiano cabal para tener la nuestra.
El libro sigue siendo plenamente actual aunque ya tenga 100 años de antigüedad, pues la necesidad de la oración sigue siendo clave para desarrollar la personalidad del cristiano corriente, laical y secular.
José Carlos Martín de la Hoz