Caminos de la belleza

 

Desde el pontificado de Benedicto XVI ha sido una constante en el trabajo pastoral de la Iglesia, así como en el desarrollo de los tratados de Teología Fundamental y, por supuesto, del trabajo de los intelectuales católicos, una verdadera revalorización de la "via pulchritudinis", como camino certero para acceder a Dios y, en general, al mundo de la trascendencia.

En la medida en que la sociedad se ha ido secularizando y, por tanto, alejando de Dios y de la posibilidad de lo sagrado, se ha hecho todavía más urgente presentar el mensaje cristiano y, por supuesto, la plenitud de la Revelación que es la figura de Jesucristo, desde el arte y la historia del arte, en sus mil manifestaciones.

Las parábolas del Señor en el evangelio, por ejemplo, son no solo verdaderas sino también de una belleza insondable y, por supuesto, proporcionan un cauce para que el mismo Cristo que las pronunció hace XX siglos, entre en nuestra meditación y se haga presente en nuestras vidas" (96). Con ese camino de la belleza y de la historia del arte se puede presentar lo que los artistas cristianos deseaban reflejar en sus obras y realizar los "preambula fidei", es decir esos pasos previos que indudablemente, con la gracia de Dios, disponen el alma para recibir la luz de la fe y ahondar en ella en la vida de fe.

Recordemos que el Concilio afirmaba con gran insistencia: "El hombre es la única creatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma" (Concilio Vaticano II, constitución Gaudium et spes, n. 12).

El magnífico trabajo del profesor norteamericano John-Mark L. Miravalle, de la Universidad Mount St. Mary, Maryland, recientemente editado por Rialp en lengua castellana, es una magnífica introducción a este camino general de la belleza que acabamos de enmarcar.

En primer lugar, este libro es muy útil para enseñar a valorar la belleza, el arte, la contemplación. Facilita tener buen gusto y descubrir la importancia de la educación del gusto y la sensibilidad para la realización personal y, en general, para la fundamentación metafísica de nuestra cultura contemporánea (67).

Indudablemente es preciso volver a meditar sobre los trascendentales; la Verdad, la belleza, la bondad, pues son claves para desarrollar en la vida personal y social una correcta antropología (44) y, sobre todo, para entender la importancia del buen gusto y el respeto por la dignidad de la persona y del mundo creado tanto en las relaciones humanas y como en la relación con Dios: "la belleza exige que celebremos el orden con creatividad, frescura, sorpresa" (58).

Es muy interesante que el libro culmine, en su tercera sección, con una llamada a la alegría, al optimismo y al buen humor, pues son sinónimos de la armonía que da el trato con Dios, el ejercicio de las virtudes (20), el espacio de la serena contemplación (21) y la donación a los demás: camino para encontrar la verdad y poseerla es la verdadera alegría (153).

José Carlos Martín de la Hoz

John-Mark L. Miravalle, Defensa de la belleza, ediciones Rialp, Madrid 2020, 160 pp.