El Prof. Márquez Villanueva, uno de los mejores
historiadores de la España moderna, se aventura en este trabajo a mostrarnos
los entresijos del pensamiento de Cervantes acerca de los problemas de
conciencia del alma de los moriscos. Tanto de los valencianos expulsos, como, de los renegados
de Berbería y de los propios musulmanes, en sus contactos con los cristianos,
tanto peninsulares, como los cautivos retenidos en el Norte de África.


A partir de sus amplios conocimientos de la historia de los
siglos XV y XVI y de sus lecturas pausadas del gran escritor Miguel de
Cervantes, el Prof. Márquez, se adentra en el pensamiento de nuestro insigne
escritor, encontrando relieves y conclusiones muy interesantes. Así nos revela
en la introducción: "No soy hombre de un solo libro, aunque éste sea tan único
como el Quijote, ni he tenido designio especial de llamarme cervantista. He
alternado su estudio con el de muchos otros temas, géneros, épocas o autores y
veo con claridad, antes insospechada, cómo la lámpara socrática del saber
cervantino estuvo a mi lado encendida, alumbrándome con segura discreción a lo
largo del azaroso periplo" (p.11).


Al término del trabajo, es de rigor histórico volver a
los años veinte del siglo pasado, cuando la interpretación de Bataillón acerca del erasmismo en Cervantes produjo tanto
revuelo. Fue novedosa y fecunda esa hipótesis para el conocimiento del pensamiento del XVI.


Seguramente, este trabajo de Márquez Villanueva producirá
también una remoción en el pensamiento sobre los estudios de los moriscos y su
expulsión de España cuyo centenario estamos todavía celebrando. Lo que sucedía
en la conciencia de los moriscos, verdaderos o falsos conversos, estarían
reflejados, junto con la opinión de Cervantes, en los diálogos y tomas de
posición de los tan conocidos personajes cervantinos: Ricote, Sancho Panza, Zoraida,
Cide Hamete, y una extensa
relación.


Por ejemplo acerca de los Renegados de Argel dirá: "El fueron interno de la conciencia (tan escrutado del lado
cristiano) carecía en la ciudad de significación mientras se guardaran las
formas externas; lo mismo entre altos que bajos renegados" (p.45). O también
esta otra afirmación: "La religión no se demuestra.
Sin que quepa ir más lejos, únicamente se siente o no se siente" (p.49).


Es interesante la versión cervantina de Márquez para
entender el fracaso de la Cátedra de lenguas propuesta por Ramón Llull en el Concilio de Vienne de 1311: "El Concepto
luliano tuvo una decidida aplicación por las órdenes religiosas en el esfuerzo
evangelizador del Nuevo Mundo, pero del modo más incongruo fue rechazado en la
península, donde la idea de una cátedra de lengua en Valencia fue repetida y
típicamente rechazada desde arriba como nefanda" (p.158).


 


José Carlos Martín de la Hoz


 


Francisco MÁRQUEZ
VILLANUEVA, Moros, moriscos y turcos de
Cervantes,
ed. Bellaterra, Barcelona 2010, 465
pp.