Cine y literatura

 

No hace mucho, he leído Rebeca, la novela de Dafne du Maurier en la que Alfred Hitchcock se inspiró para su película homónima, de 1940 –la primera que filmó en Estados Unidos–, y que incluso ha dado pie al epónimo rebeca para designar una prenda que luce Joan Fontaine, la protagonista de la película junto con Laurence Olivier. La novela es magnífica, una historia de suspense ya clásica, de 1938, con toques románticos y con influencia de la novela gótica inglesa. Du Maurier describe con gran detalle el paisaje de Cornualles, donde vivió y en el que se ambientan otras narraciones suyas. La percepción de plantas y de flores, de pájaros, de los juegos de la luz, de los cambios estacionales, etc., en la mansión de Manderley, es magnífica, pero, además de captar al lector con la tensión propia de una obra de suspense, abundan los diálogos, los toques costumbristas y de humor y una buena captación psicológica de los distintos personajes. El resultado es una novela que entretiene y que tiene una alta calidad literaria, como sucede con otras obras de la autora como Mi prima Rachel, La posada de Jamaica, El río del francés o el relato breve Los pájaros, que inspiró también a Hitchcock.

La película de este es excelente, como lo demuestra que, a pesar del paso del tiempo, se siga viendo con gran interés, como me ha sucedido recientemente. El cineasta es fiel al argumento de la novela, aunque introduce un cambio importante en el final, puesto que lo que, en el texto de Du Maurier, es un asesinato, en la película, sin embargo, es un accidente. El cine y la literatura usan lenguajes distintos evidentemente. En el séptimo arte, prima la elipsis y lo que suscitan los planos e imágenes, la música, los actores, etc. Un texto escrito permite un desarrollo más amplio, es mucho más descriptivo, ofrece aspectos que facilitan la reflexión y estimula la imaginación del lector, que, en este sentido, está más activo ante el papel que en la butaca de un cine o delante del televisor.

Recuerdo que me pareció mucho mejor la versión en cine de El ladrón de bicicletas que la novela en la que se inspira; en cambio, en obras como la mencionada Rebeca o El festín de Babette o El Gatopardo, por poner algunos ejemplos, tanto el relato como la versión cinematográfica son admirables. Con Memorias de África, me sucede lo contrario, me parece que el texto de Dinesen es bastante superior a la película.

Luis Ramoneda

Daphne du Maurier, Rebeca. GALAXIA GUTENBERG, 2009