Comentar un libro

No es mi deseo enseñar a nadie a comentar un libro, solo trato explicar cómo actúo yo para llevar a cdl el comentario de uno de forma lo más fiel y completa posible, aunque, al final, el trabajo pueda tacharse de subjetivo. La subjetividad en esta labor es inevitable ya desde la elección de la obra a comentar. Al fin y al cabo una reseña no es otra cosa que una opinión.

El primer paso, como ya he dicho, es la elección del libro. Personalmente, busco obras que atraigan mi curiosidad acerca de cuestiones que me interesan o que pienso que pueden ser interesantes para otros. A veces son libros con los que imagino que voy a estar de acuerdo, pero esto no es siempre así; puede ser un poco embarazoso hacer la crítica de libros con los que deberías estar de acuerdo, pero con los que abrigas puntos de discrepancia; en cambio, si discrepo, por ejemplo, con Carlos Marx no creo que éste se levante de su tumba para reprochármelo.

Ya he elegido el libro que quiero reseñar e inicio mi sistema: comienzo la lectura subrayando con un portaminas las ideas más interesantes, Igualmente, cuando encuentro una de las ideas que considero principales hago una señal al margen de la página; esto me ayudará a encontrarla después más fácilmente. Para hacer esto el libro tiene que ser mío y tampoco va a servirme un e-book. No os engaño, leer subrayando cansa y cuando voy por la mitad del volumen ya estoy mirando las páginas que me quedan para terminarlo. No es una lectura placentera, aunque se aprende.

Ya he terminado el libro y lo he subrayado, y ahora viene la segunda parte de mi sistema que es lo que llamo tomar notas. Vuelvo al comienzo del libro y voy tomando notas en folios sueltos y numerados lo que considero que son las ideas principales y que ya he subrayado. No penséis que esto supone leer el libro de nuevo, ya que iré saltando de una anotación a otra y esto se hace relativamente rápido. ¿Cuántos folios de notas manuscritas voy a producir? Depende, si voy a comentar un artículo bastará un par de folios por una cara y con letra grande; en cambio, si se trata de un libro necesitaré entre diez y veinte folios. En cada nota pongo la página del libro de la cual está tomada, lo cual me servirá para encontrarla más fácilmente si tengo necesidad de ello.

Desearía hacer una advertencia, al tomar notas literales la tentación es la de mejorarlas, ya sea para qe se aproximen a la tesis que quiero defender, porque me gusta más cómo la voy a redactar yo o, simplemente, porque la cita es excesivamente larga y necesito acortarla. Yo lo hago, pero no se debe hacer, porque no es científico y pueden reprochárnos cambiar su literalidad o lo que es peor su sentido.

Ya he tomado las notas en una serie de folios numerados y ahora voy a trabajar con ellos, no con el libro. Como conservo en la cabeza el sentido general de la obra, ya puedo comenzar a idear la sinopsis -indicación breve sobre el contenido del volumen- e incluso empezar el comentario que haré del mismo y al cual incorporaré las notas. Estas darán una impresión de seriedad al comentario y en principio lo refuerzan. Por supuesto no hago todo seguido, leer el libro y subrayarlo me puede llevar una semana o más, tomar las notas lo puedo hacer en un par de días y, a continuación empiezo con el primer borrador manuscrito de lo que podría ser la reseña. Leo y releo las notas, señalando en rojo las que me van a servir para el comentario. Advierto que he tomado más de notas las que necesito, pero no me importa. Las notas van a servir para ordenar el texto y evito pasar por alto alguna idea que haya considerado importante.

Ahora vienen los borradores. Es muy raro que un comentario sea definitivo ya desde el principio. Hago un borrador a mano y lo leo. Es fácil que no me guste el orden que he dado a las ideas o cómo estas enlazan entre si. También es corriente que quiera incorporar alguna nota más o desarrollar una idea que esté insuficientemente explicada, por lo que son necesarios un segundo o tercer borrador. Es importante que las hojas vayan numeradas de distinta manera para no confundir los sucesivos borradores. También voy a aplicar el aforismo que dice que "el secreto para escribir bien está en tachar". Como es fácil que el comentario sea más largo de lo que me he propuesto: cuatro folios por una sola cara con letra grande, tacho todo aquello que me parece innecesario o que pueda desviar la atención sobre la idea central de la reseña.

Ahora puedo incorporar la sinopsis y el comentario al club del lector. Si ya existe una sinopsis prescindo de la que he hecho o paso lo que tenía redactado a la reseña. Todavía haré correcciones en el ordenador sobre el texto que había considerado definitivo: añadir o suprimir comas, introducir sinónimos de algunas palabras para no repetirlas o cualquier cosa que me parezca que favorece el texto redactado por mí. De todo lo anterior diré que redactar y ver en la web lo que has escrito es la parte más gratificante, mientras que leer y subrayar es lo más árido, pero todo es necesario. Cuando he terminado la reseña y la he incorporado a la web me siento eufórico aunque cansado, y descansaré unos días antes de comenzar el siguiente libro; siempre los hay en espera.

Juan Ignacio Encabo Balbín