La misión confiada por Dios a San Josemaría al fundar el
Opus Dei no se limitaba a recordar a los cristianos que debían trabajar y
rezar, iba más allá: ser contemplativos en medio del mundo. Es decir, entretenerse
en un diálogo íntimo con Dios mientras, juntos, realizan el conjunto de las
acciones que componen la vida corriente de un cristiano.


Ediciones Rialp en colaboración
con el Instituto
Histórico San Josemaría, acaba de publicar la edición
histórico-crítica del libro de Santo Rosario escrita por San Josemaría en la Novena
a la Inmaculada de 1931 y publicada para el gran público en 1945, en ese texto
se muestra claramente ese ambicioso programa de santidad.


Son muchos los documentos que aportan los autores de esta
exhaustiva investigación que hacen muy interesante esta edición. Por ejemplo, en
la carta que escribe San Josemaría a su confesor al enviarle el texto para
recabar su opinión, aparece con claridad el objetivo del mismo: enseñar a entrar
por caminos de contemplación a aquellos jóvenes estudiantes y profesionales. Los
autores recogen diversos testimonios de aquellos años que demuestran como, a
los pocos días de haberlo escrito, San Josemaría se entretenía con los jóvenes
que trataba y les enseñaba a hacer oración con el libro de Santo Rosario. También
recogen el momento en que María Jiménez y Guadalupe Ortiz de Landázuri, encargadas de la
edición de 1945, captan la fuerza contemplativa del texto cuando cotejan con
San Josemaría el pequeño libro antes de entregarlo a la imprenta: de la lectura
que hace San Josemaría del manuscrito, quedan impresionadas, pues les transmite
la gracia de esa contemplación.


También es interesante la historia de las ilustraciones
de la edición de 1945 y su realización, pues expresan el hilo conductor que
desde las primeras palabras del libro se había fijado San Josemaría: contemplar
es entrar en las escenas del Evangelio.


En definitiva, se trata de un libro que podrá servir al
lector de hoy, como al de tantas generaciones anteriores, a levantar el punto
de mira en su oración. No basta con cumplir, hace falta ahondar. Es más, es
preciso contemplar los misterios de la vida del Señor todos los días para reproducir
su vida en la nuestra, como proponía Juan Pablo II en la Encíclica Rosarium Virginis Mariae del 16
de octubre de 2002.


En estos días de octubre de 2010, en el mes que la
Iglesia dedica al Santo Rosario, Benedicto
XVI ha impulsado la creación de un nuevo Dicasterio
destinado a la
Nueva Evangelización. Es decir, retomar las raíces cristianas
de Europa y de la vieja cultura occidental. Para llevar a cabo esa
evangelización será necesario abrir a los cristianos el camino de la
contemplación y del encuentro diario con Dios en la oración.


La presente edición no deja un cabo suelto: la historia
del texto, el ambiente histórico-teológico, la historia de las ilustraciones, la relación de las ediciones, etc. Y, sobre
todo, la publicación del texto tal y como lo dejó San Josemaría en 1973. Se
trata, por tanto, de una nueva invitación a ser como el Fundador del Opus Dei un
contemplativo itinerante, como decía el Decreto de Virtudes heroicas de San
Josemaría de abril de 1992.


José Carlos Martín de la Hoz


 


Josemaría Escrivá, Santo Rosario,
edición critico-histórica
de Pedro Rodríguez, Constantino Anchel
y Javier Sesé, ed. Rialp,
Madrid 2010, 410 pp.