Cultura cristiana

 

Hace ya unos años que san Juan Pablo II al hablar de la vida cristiana, nos recordaba que no sólo afectaba a la vida de oración personal sino al modo de plantear nuestra propia existencia, al descanso y al trabajo, al ocio y al crecimiento personal, pues insistía al mundo entero que “una fe que no se hace cultura, no es una fe plenamente vivida, plenamente asentada”.

En esa misma dirección el profesor John Senior planteaba hace ya algunos años un curso en la Universidad norteamericana de Kansas (Programas de Humanidades Integradas) para recuperar el sentido cristiano de la tradición y desde allí la verdadera cultura y de ese modo devolver a muchos estudiantes al disfrute y gozo de la fe en la plenitud del siglo XX (11). En el libro que ahora reseñamos, publicado a raíz del XX aniversario de la muerte del profesor americano John Senior en 1989, se detiene este intelectual a recuperar algunas claves para relanzar aquella ilusión, hoy quizás adormecida en algunos ambientes.

A la vez es interesante, descubrir que algunas de las tesis del profesor Senior han caído en desuso, aunque fueran un planteamiento común en aquellos años que muchos intelectuales atacaran los electrodomésticos, como llamaban a la televisión, la radio o el tocadiscos, pues parecían alejar a muchos jóvenes del estudio, de la lectura de los clásicos o de la música clásica (45).

Precisamente, en la actual cultura cristiana del siglo XXI aquél primer planteamiento preventivo, ha dado paso al pleno desarrollo del hombre digital, quien desde la más tierna infancia ha sido preparado tanto cultural como educativamente para vivir rodeado de móviles, ipad, iphone, internet, y el multimedia, hasta el extremo de poder afirmar que ya el hombre cristiano vive su fe y ejercita su libertad dentro de ese mundo y no se imagina la vida y sus relaciones familiares, profesionales, amorosas e incluso su pertenencia a la Iglesia Católica y su fe en Jesucristo fuera de ese mundo.

Es real que algunos pueden desde pequeños desviarse de ese camino, pueden ser esclavizados por una imaginación disparada, pueden huir del mundo real y refugiarse en el falso mundo de internet, o al visionado de las películas o las series, es decir: pueden quedarse sin hacer nada o vivir esclavos de sus pasiones.

También es verdad que el hombre del siglo XXI puede amar a Jesucristo, beneficiarse de la lectura de los clásicos de la espiritualidad en la red, ver un youtube interesante, dejar de leer un libro porque no dice nada y coger otro mejor, consultar enciclopedias o buscar bibliografía, aplicar el sentido crítico y exigir buenas películas, audios, o lecturas breves o largas de los mejores autores. Así pues, hoy más que nunca se hace necesario tener buenos maestros que orienten al hombre ante las enormes posibilidades que ofrece la cultura contemporánea. Precisamente el cristiano podrá aportar a la cultura actual miles de cosas importantes como la templanza, la dirección espiritual, el orden para aprovechar el tiempo y tener tiempo libre para dedicarlo a Dios y a los demás.

José Carlos Martín de la Hoz

John Senior, La restauración de la cultura cristiana, Biblioteca Homolegens, Madrid 2018, 219 pp.