Difundir la fe en el amor

 

Cuando fue elegido el papa Benedicto XVI, los malévolos, que han existido siempre, como los aguafiestas, comenzaron de decir que de qué nos iba a hablar, pues después de 25 años de pontificado de san Juan Pablo II parecía que ya estaba todo dicho.

En esa dirección, las voces negativas, dejaron paso a un clamor universal de aceptación de las primeras palabras del nuevo Pontífice y su propósito de ir al fondo del cristianismo, a las claves del mensaje revelado.

Como afirmaba el papa Benedicto XVI en si primera Encíclica, Deus Caritas est, Dios es amor y, por tanto, el secreto del cristianismo es tener “fe en el amor “, que todo lo transforma, puesto que todo lo diviniza.

Precisamente, la nueva obra del doctor en Teología Moral y capellán del colegio Alegra de Madrid, José Brage Tuñón, versa sobre la necesidad de aprender a amar y de enseñar a amar a las almas.

Mientras ibas leyendo las páginas de este trepidante libro, iba recordando las primeras impresiones que produjo en mi alma la primera lectura de la inolvidable obra “La práctica del amor a Jesucristo”, escrita por san Alfonso María de Ligorio. Recordaba aquella cadencia interminable de anécdotas que iban conduciendo el alma hacia la ilusión por aprender a amar y enseñar a amar.

Evidentemente, son necesarias las anécdotas y más cuando éstas son frescas y actuales y provienen del cine y de la literatura de nuestro tiempo, de la música y de la vida de nuestros jóvenes y, por supuesto, cuando están magníficamente hilvanadas por un maestro como José Brage.

Es más, el objetivo de la abundancia de anécdotas gráficas, como hacía Ligorio, es siempre no solo mantener pulso y el hilo conductor de su obra, sino mostrar al lector que las circunstancias normales de la vida son ocasión para intimar con Jesucristo.

Precisamente, en la portada del libro que acaba de publicar el profesor José Granados García acerca del tratado de la teología de la creación, se muestra el milagro portentoso de Jesús en la curación del ciego Bartimeo a la salida de Jericó (Mc 10, 46) y lo hace a través de una cuidada fotografía que recoge de una hermosa escultura en piedra tomada de las catequesis de las puertas de una de las grandes catedrales europeas del medievo, el Obradoiro recientemente restaurado.

Efectivamente, el mejor modo de aprender a amar y de enseñar a amar es poner el colirio del amor en nuestra mirada, descubrir a Cristo vivo entre nosotros, entre la gente, amando y cuidando a cada uno de sus hijos los hombres: es preciso tener la mirada clave para ver en el amor a Cristo y para ver con sus ojos como podemos amarle y amar a los demás. La lectura sosegada del nuevo libro del Profesor Brage ayudará, como siempre, a alimentar nuestra vida de oración, aunque salgan muchas anécdotas de la marina de guerra española: pero es que la vida es una singladura que termina en el cielo.

José Carlos Martín de la Hoz

José Brage Tuñón, Deseando amar, En prensa, Madrid 2020, 230 pp.