Dilemas y esperanzas

 

Es el tema de una entrevista realizada por el periodista italiano, Giulio Brotti al historiador francés Rémi Brague, acerca de una "reflexión sobre el espíritu de nuestro tiempo o sobre el estado de ánimo preponderante en nuestros días" (9).

En esta conversación Brague se expresa con gran claridad, sobre todo en materias que conoce bien: "La Edad Media había sido una época religiosa, y ahora la religión se consideraba perteneciente a la emotividad, a lo irracional" (23).

Respecto al Islam, objeto de estudio  investigación de nuestro autor por más de veinte años, afirmará que "La teología islámica se construyó en oposición al cristianismo. La filosofía árabe en cambio, asume una cierta neutralidad en materia de religión" (28). Y poco después, añadirá: "El estudio de la filosofía islámica es interesante. Pero esta filosofía, así como el resto de la civilización islámica en su conjunto, no sobrevivió a la modernidad. Por lo tanto, ninguna ayuda puede venir de este último para comprenderla" (29)

Respecto al diálogo interreligioso, nos dirá en primer lugar que: "La providencia pasa por la libertad de los hombres (…). Se puede creer en la providencia, que orienta a cada ser hacia su salvación, incluso sin abrigar la pretensión de descifrar sus designios; éstos siguen siendo misteriosos por el simple hecho de que, para comprenderlos, haría falta situarse al final de la historia o por encima de ella: cosa que nos resulta absolutamente imposible" (32). Es más, dirá: "Contraponer una versión griega, cíclica, de la historia a una visión lineal, bíblica, se ha convertido en un lugar común. Sin embargo, a la cosa no le falta fundamento" (47).

Respecto al luteranismo, viene bien recordar que "A grandes rasgos podría afirmarse que la reforma de Lutero tuvo un resultado opuesto al que él previó, pues provocó la secularización de occidente mediante la reducción de dios a un objeto capaz de suscitar el sentimiento religioso" (59).

Por lo que se refiere a la Ortodoxia, valdría la pena recordar que en el monacato católico: "Las escuelas de los conventos impartían enseñanzas teológicas, pero con una base filosófica. En concreto, en ellas se comentaban las obras de Aristóteles, sobre todo el conjunto de sus escritos sobre lógica. Algunos textos fueron traducidos varias veces" (75).

Finalmente, su juicio sobre la historia, se va haciendo más denso, hasta afirmar que: "Tenemos un termómetro bastante preciso para medir la calidad de un siglo: la cantidad y estilo de los santos que produjo. Esto presupone, evidentemente, que las canonizaciones fuesen proporcionales al número general de santos de hecho, que sin duda es incomparablemente más alto" (87).

Finalmente, hablará de Galileo, de la ciencia y del hombre. "Agustín distingue una verdad que ilumina (veritas lucens) de una verdad que nos acusa (veritas redarguens). Nos gusta la primera porque nos permite conocer y controlar las cosas; detestamos la segunda porque muestra lo que preferiríamos permaneciese oculto (Ag, conf. 10, 23,34)" (127).

José Carlos Martín de la Hoz

 

Rémi Brague, ¿A dónde va la Historia? Dilemas y esperanzas, ed. Encuentro, Madrid 2016, 140 pp.