Dinámicas de la tradición escrita

 

Cris Keith, profesor de Nuevo Testamento y orígenes del cristianismo en la Universidad “St. Mary’s” de Twickenham (Londres) y de Teología en la Universidad “Notre Dame” en Australia, es, además de escritor prolífico, editor eficaz de textos relacionados con el tránsito de la Tradición oral a la Tradición escrita en los comienzos del cristianismo. El lector se sorprenderá de la frescura de la aportación de este profesor quien con aguda certeza e ironía expone los últimos descubrimientos acerca del Evangelio como manuscrito, con toda la fuerza de la palabra documentada. Todo este trabajo, nos confesará, arrancará de la meditación del texto de Io 8, 6-8, cuando Jesús se agacha para escribir en el suelo.

Como afirmaba Eusebio de Cesarea, en aquellos años todavía se prefería la Tradición oral a la escrita y así citaba el texto de Papias de Hierápolis en “exposición de los dichos de Jesús” que asentaba: “yo pensaba que no me aprovecharía tanto lo que sacara de los libros como lo que proviene de una voz viva y durable” (Historia Eclesiástica, 3, 39, 4). Enseguida, nuestro autor contrastará estas aseveraciones con las palabras de san Pablo: “la letra mata y el espíritu vivifica” (2 Cor 3, 6), puesto que para san Pablo “hombres y mujeres pueden ser un espacio para el Espíritu de Dios, pero las tablas de piedra no” (15).

Lógicamente, al abordar estas cuestiones en profundidad a lo largo del trabajo, el profesor Keith se esforzará por recordar que la primitiva comunidad de los cristianos eran analfabetos y, por tanto, primaba la trasmisión oral de la revelación, pero también que los textos escritos les eran leídos y comentados al pueblo de Dios en el templo o en las “Domus familae”, por lo que la escritura pasaría a primar en el momento en que desaparecieron los testigos y los primeros descendientes de los primeros testigos. Finalmente, el equilibrio se impuso (18).

De ese modo, el objetivo del trabajo será delimitar y caracterizar tanto la textualización de la revelación cristiana como la lectura de ella: “la textualización competitiva de la tradición de Jesús y la lectura pública de la misma” (19). Lo interesante es caer en la cuenta de que “la decisión de poner por escrito la tradición de Jesús no fue ni lógica ni inevitable” (21).

El manuscrito de los evangelios, el tomo como lo denominaban muchos padres, colaboró a preparar la identidad cristiana, pues todos creían lo mismo y con las mismas palabras (88).

Para otros autores, indudablemente más aventurados, este tránsito de la Tradición oral a la Tradición escrita, podría convertirse en equivalente al cristianismo palestino, rural y analfabeto y al paso al cristianismo helénico más culto y refinado (94). Algo así sucedería entre los sinópticos y Juan, donde indudablemente hay un desarrollo que nuestro autor denominará como “autoconciencia textual del evangelio de Juan” (159).

José Carlos Martín de la Hoz

Cris Keith, El Evangelio como manuscrito. Dinámicas de la Tradición escrita, ediciones Sígueme, Salamanca 2023, 216 pp.