Doctora de la Iglesia



Santa
Teresa del Niño Jesús (Teresa de Lisieux, 1873-1897).
Carmelita y Doctora de la Iglesia, contrasta en tiempos de liberalismo y de
irrupción de las ideologías liberal, marxista y anarquista, por su sencillez de
corazón y límpida unión íntima con Dios en la oración y en el cuidado de los
pequeños actos de amor, en la sencillez de su claustro del Carmelo de Liseux.


La
lectura de la extraordinaria biografía de
M. Van
der Meersch, muestra como el
centro de su
espiritualidad fue la misericordia ante
la cual confiaba y por la que nada temía. Santa Teresa tuvo muchas oportunidades
de ejercitar esa misericordia divina al comprobar cómo era asaltada por el
orgullo herido que se erguía ante las trapisondas que sucedían a su alrededor,
pues como dice uno de sus biógrafos: "Frente
a cualquier élite, el tropel de los mediocres se alza al instante y planta cara
"(p. 60). Pero ella escribe elegantemente en su
autobiografía, después de haber perdonado las calumnias, críticas y
tergiversaciones de las que fue objeto: "Todo
lo que acabo de decir necesitaría un montón de páginas. Pero estas páginas no
se leerán jamás en la tierra
"(p.72).


La
ilusión por la santidad que brillaba en la voluntad de la santa, le hacía estar
siempre en vigilia de amor, se sabía siempre en camino hacia la intimidad con
Jesús. Ha abandonado en sus manos hasta la propia santidad que anhela.


Todo su
esfuerzo se concentraba en amar a Dios y a los demás. Fue el descubrimiento del
camino del amor: "Quien sólo tiene ante
la vista su deber, quien ya no se busca a sí mismo, quien sólo tiene a la vista
el bien de los demás y desprecia lo que dirán de él, ése ya no tiene miedo de
encontrarse con los hombres
"(p. 96)


Su doctrina hablaba
de que Dios está en todas partes y de que son los sencillos actos, hechos con
amor, el camino hacia la santificación: "La
santidad no consiste en ésta o la otra práctica, sino en una disposición del
corazón que nos hace humildes y pequeños entre los brazos de Dios, conscientes
de nuestra flaqueza y confiados hasta la audacia en su bondad de Padr
e".


En pocos años, ese camino de amor y
confianza en Dios construye una de las santas más grandes de la historia. Modelo
ye intercesora para todos los hombres de todos los tiempos. Como subraya esta biografía:
"Mensaje de gozo, sí, de optimismo y de
confianza. La fatalidad existe, pero no hay fatalidad. La libertad puede
desaparecer, pero la libertad está a salvo. El mal ya no cuenta. El mal ha
perdido su violencia sobre las almas, incluso sobre aquellas a las que creía
poseer más estrechamente. El hombre puede, en cualquier momento, en cuanto él
lo quiera, escapar a su propio crimen. Incluso sin que sea necesario para
conseguirlo obtener ninguna victoria ya imposible. Para situarnos de verdad
«más allá del bien y del mal», más aalá del mal que
hacemos, más allá del bien que ya no podemos hacer, sólo se nos pide una
persistente buena voluntad
"(p.138)


Subrayemos que esa buena voluntad de
amar es la de confiar en la gracia de Dios y la seguridad de usar el privilegio
de su pequeñez. Es decir, mostrar una y otra vez, ante Dios, en primer lugar la
propia debilidad, para suplicar de ese modo, las gracias confiadamente.


 


José
Carlos Martín de la Hoz


 


M. VAN DER MEERSH, Santa Teresita. Vida de Teresa de Liseux,
Doctora de la Iglesia
, ed. Palabra, Madrid 2008,