Economía y empresa del siglo XVI

 

Como se suele afirmar “el siglo XXI será espiritual o no será”, pues la nueva civilización que está surgiendo en el mundo occidental sucesora del liberalismo y del estado del bienestar, no sabemos cómo será en sus perfiles exactos, pero ya podemos adelantar que será globalizada, altamente tecnificada, solidaria, feminista y, sobre todo, espiritual, pues el hombre cuanto más desarrollado está, más necesita de horizontes trascendentes que le colmen y sigan atrayéndole.

Este número 139 de los Cuadernos Empresa y humanismo de la Universidad de Navarra que ahora deseamos presentar, está dedicado en el fondo a la fecunda escuela teológica y filosófica de la Universidad de Salamanca durante el siglo XVI, donde brillaron los maestros Francisco de Vitoria, Melchor Cano, Domingo de Soto, Martín de Azpilicueta, Diego de Covarrubias y tantos otros.

Como recuerda el profesor Miguel Alfonso Martínez Echevarría, coordinador del volumen, aquellos teólogos y juristas del XVI se adelantaron a su tiempo y plantearon un nuevo modo de plantear la economía basado en la dignidad de la persona humana: “el hombre es persona, apertura a la verdad, al Dios que lo ha creado” (10).

La lectura de las obras de aquellos pensadores del siglo XVI, arroja lecciones muy importantes: la dignidad de la persona humana, la justicia y la caridad en las relaciones contractuales, la búsqueda del bien común y de la propia familia, la libertad personal y responsabilidad de los actos y la confianza en las decisiones libres del común sentir de los mercaderes honrados. Esta es verdaderamente una teoría económica reflejo de una concepción del hombre, la naturaleza y Dios (23).

Precisamente, una de las características de la nueva civilización que está surgiendo es la de globalización y solidaridad, de modo que sólo construimos sólidamente si lo hacemos juntos, pues como afirma Martínez Echevarría: “el libre ejercicio de una responsabilidad compartida en el acto común de producir, en el modo de llevar adelante el trabajo en común, que es la esencia de la economía y la política” (12).

Asimismo, los autores de esta obra conjunta buscarán en la Encíclica de Benedicto XVI, “Caritas in Veritate” (2009), las claves para aplicar el concepto de don personal a la economía y rehacer el camino de vuelta “del don al contrato” (59).

Es decir, volver a entender el sentido del “precio justo” propuesto por la escuela de salamanca, es regresar a una economía de la búsqueda del bien común (62).  Volver a la dinámica del don es regresar a la relación personal: “el don puede soportar deudas insalvables poque su objeto es la relación personal, en cambio en la lógica del contrato todo debe saldarse” (63). La genialidad de la escuela de Salamanca fue admitir como don (evitando la usura) el interés bajo en los préstamos, lo que desarrolló la economía del XVI y conservó la noción evangélica de la donación (125). Lo que resume Martínez Echevarría: “confianza, fiabilidad y respeto mutuo” (129).

José Carlos Martín de la Hoz

Miguel Alfonso Martínez Echevarría (coord.) Economía y empresa a la luz del don, Cuadernos Empresa y humanismo nº 139, ediciones Universidad de Navarra, Pamplona 2021, 168 pp.