El bien es universal

 

El pensador y economista David Cerdá García (Sevilla 1972) es un prolífico escritor que maneja con habilidad los argumentos de la filosofía, literatura, ciencia e historia para dilucidar cuestiones que están en la calle, en el ánimo de todos.

En esta ocasión, aborda un asunto de interés general: la construcción de una ética general, común que nos ayude a todos a desarrollarnos como personas y a construir una sociedad justa, solidaria, basada en el bien personal y común.

Habitualmente, no doy importancia al capítulo de agradecimientos de un libro, pero en esta ocasión me ha interesado mucho pues se trata de personas a las que admito y a quienes leo habitualmente lo que escriben. Seguramente será aquello de “dime con quien andas y te diré quién eres”.

Comienza nuestro autor con una extensa e interesante disquisición con el objetivo de afirmar que la ética y la moral son exactamente lo mismo, según se siga la filología latina o la griega la que se utilice. Motivo por el cual nos quedaremos con la cantinela y seguiremos adelante (15).

Enseguida se detendrá a perfilar que la moral es una ciencia o una sabiduría y que la engloba dentro de la filosofía o amor a la sabiduría, por tanto, con el grado de búsqueda de la verdad correspondiente y por tanto su objetivo sería el bien universal (29). Asunto de un enorme interés. Sobre todo cuando afirma de Noah Harari que es un ocurrente narrador pero no tan sólido pensador (32).

Tomando pie de Ortega y Gasset y de otros autores de reconocida solvencia intelectual reconocerá que “uno de los órganos esenciales de la conciencia es un corazón bien cultivado” (39), asunto que para realizar el juicio moral resulta de importancia capital, pues el hombre forma una unidad, pero está profundamente compuesto de diversos elementos: entendimiento, voluntad, afectos y sentimientos.  Es casi divertido que, paginas después afirme solemnemente: “hay dos bienes internos universales, la libertad y la igualdad de oportunidades” (42). Lógicamente, se trata de dos cuestiones de diversa entidad.

Evidentemente, la cuestión de la objetividad de la moral y de la moral autónoma, son asuntos muy controvertidos desde la ilustración y, especialmente, desde la famosa dicotomía “autonomía y la heteronomía kantiana”.

Es interesante la observación de Cerdá para zafarse del dilema: “Por ser la moral objetiva, no se inventa, sino que se descubre. Ser moralmente autónomo es ser capaz de razonar y sentir lo que está bien y mal sin necesidad de ser tutelado por otros; no es constituirse en Dios, sin haber aprendido” (63). Educar en valores es educar en el bien (98).

José Carlos Martín de la Hoz

David Cerdá, El bien es universal. Una defensa de la moral objetiva, Rialp, Madrid 2025, 115 pp.