El cristianismo es vida

 

El resumen de toda la historia de la Iglesia desde sus orígenes hasta nuestros días se podría resumir de una manera plástica afirmando que es vida y que se trasmite con la vida. De hecho, en los primeros pasos de la Iglesia, tras la ascensión del Señor a los cielos, como nos narra los Hechos de los Apóstoles, los príncipes de los judíos mandaron azotar a Pedro y a Juan y, luego. los dejaron ir libres. Al cabo de unos días, les volvieron a llamar y les recriminaron amargamente: “os habíamos prohibido hablar de ese nombre y vosotros habéis llenado toda Jerusalén de su doctrina”. Ante esta acusación, ellos sencillamente exclamaron: “no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”.

Eso que han visto y oído y que vuelve representa ya el sentido de sus vidas, es exactamente la vida de Cristo en sus corazones; en su entendimiento, en su memoria, en su entera existencia. Ese el motivo por el que a los cristianos les resulta tan difícil de expresar con palabras humanas el misterio de la Iglesia que, por ejemplo, hasta el Concilio Vaticano II no logrará expresar, de modo habitual, el ser de la Iglesia como el “misterio de la Comunión”.

Es interesante que el profesor Pedro Rodríguez, uno de los más importantes eclesiólogos del siglo XX, cuando se pregunta en una de sus obras sobre la definición del Opus Dei, señale inmediatamente, que no puede definir la Obra, sin previamente haber clarificado el ser de la Iglesia, que contiene la Obra y que explica así: “La Iglesia es el misterio de Comunión entre Dios Padre y sus hijos los hombres, y entre sí, en Jesucristo por el Espíritu Santo”.

Precisamente, me venían estas palabras a la cabeza mientras leía el fascinante trabajo de Pedro Miguel Lamet, paisano y buen amigo, sobre Jesús de Nazaret, una obra que ha pasado bastante desapercibida por el momento, mientras que la realidad es que, como el tiempo acabará mostrando, se trata de una de las mejores novelas de la carrera literaria de este escritor gaditano, difícilmente inigualable, por lo que el gran público terminará por aceptarla y valorarla.

La Comunión de aquellos hombres que se encontraron con Él ha durado hasta nuestros días y, es que aquel impacto de Jesús en aquellos hombres y mujeres que se narran en el Nuevo Testamento, y se novelan en esta obra, les cambio definitivamente la vida, y ha dado paso al impacto de los cristianos de todos los tiempos:” una mezcla de paz, fuerza y alegría” (103).,

De hecho, como decía Tertuliano “somos un pueblo de conversos”, pues de alguna manera esos impactos, se producirán, asimismo, en sucesivos encuentros con otros hasta el final de los tiempos, pues el libro expresa muy bien las palabras de Pablo a Timoteo: “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tim 2, 3-4).

José Carlos Martín de la Hoz

Pedro Miguel Lamet, El retrato secreto de Jesús de Nazaret, ediciones Mensajero, Bilbao 2018, 422 pp.