El Dios del corazón humano

 

Después de leer todos los documentos publicados por el Papa Francisco a lo largo de su prolífico magisterio, pienso que quedará para siempre recordado el último de sus textos dirigidos a los cristianos y creyentes del mundo entero. Como buen padre nos ha entregado parte de su oración personal en forma de Carta Apostólica bajo el título de “Totum amoris est”.

La ocasión próxima que ha motivado esa carta ha sido la celebración del IV centenario de la muerte de san Francisco de Sales que, además, lleva la fecha del 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes. Es lógico que el Santo Padre se detenga en esta gran figura del barroco, ordenado obispo de Ginebra en 1502, formado con los jesuitas en la sólida doctrina y enviado por la providencia para aplicar el concilio de Trento en Centroeuropa.

Se trata de un hombre entregado a Dios en su vida espiritual y en su vida eclesial desde su ordenación sacerdotal en 1593. Un santo en la corte del rey de Francia en el siglo XVII, en plena restauración del catolicismo en Suiza, quien al ser nombrado obispo de Ginebra comenzó un trato distendido y cordial con los pastores luteranos y calvinistas de aquel lugar en búsqueda del entendimiento y de la construcción de la paz y la tolerancia en la comunidad helvética. Todo bajo la mirada atenta del santo Padre Clemente VIII al que informaba de todos sus pasos (10).

Este breve y conmovedor texto sigue un esquema bastante sencillo pues comienza por recordarnos las circunstancias principales de la vida del santo obispo de Ginebra y queda compendiado con una larga cita del Papa Benedicto XVI quien con motivo de la fiesta del santo compendia su vida en pocas palabras (18)

Enseguida, el papa Francisco realizará un ejercicio de discernimiento para detenerse, con la ayuda del espíritu Santo, a delinear la aportación de san Francisco de Sales al hombre de hoy (14).

El Santo Padre nos abrirá la mirada al “Dios del corazón humano”, pues ahí habitaba Jesucristo y ahí nos quieren llevar san Francisco y el papa Francisco. Es impresionante el realismo de Jesucristo en la vida y en la oración de san Francisco y eso mismo desea conducirnos el papa Francisco: todos llamados a la santidad aunque no por el mismo camino” (27).

Lo más interesante de esta carta y de las páginas finales, estriba en la cuestión de la descripción de la vida contemplativa en medio del mundo. El santo Padre nos lleva a la oración más sublime del santo cuando exclamaba: “no solo llevamos una vida civil, honesta y cristiana, sino también una vida sobrehumana, espiritual, devota y extática, es decir una vida, bajo todos los conceptos, fuera y por encima de nuestra condición humana” (29).

José Carlos Martín de la Hoz

Santo Padre Francisco, Carta Apostólica “Totum amoris est”. En el IV Centenario de la muerte de san francisco de Sales, ed. BAC, Madrid 2023, 34 pp.