El fenómeno de la religión

El fenómeno de la religión es indiscutiblemente prioritario en la vida y en el pensamiento de millones de hombres y, con el paso del tiempo, brota y rebrota con fuerza incontenible. El hombre es un ser religioso.

Ya Eugenio Trías escribió sobre esta materia una de sus obras más agudas: Pensar la religión. Y, esto es, precisamente lo que Sádaba nos propone: hacer un recorrido somero por lo que dice la filosofía contemporánea sobre la religión: "Porque la religión pertenece a zonas profundas de nuestro ser. En ese sentido es radicalmente antropológica" (12).

La cuestión es importante y capital. Todos los hombres han dedicado y dedican tiempo a esta materia, pues como terminará diciendo Sádaba en la introducción de su libro: "En cualquier caso, a cada uno le va la vida en ello. Por tanto, allá cada uno" (15).

En los primeros compases de la religión al descubierto señala que "Y si bien es cierto que uno pude mantenerse indiferente ante lo que supone el hecho religioso, no es menos cierto, que el hecho religioso está ahí, imponente, a veces desbordándonos y otras golpeándonos. Porque de la misma forma que contemplamos ejemplos de entrega amorosa a los demás, nos horrorizamos ante persecuciones, torturas y crímenes realizados en nombre de la religión. Además, la misma indiferencia intelectual tiene sus límites" (18).

Es interesante esta reflexión de Sádaba para caer en la cuenta de la necesidad de purificar la memoria histórica, explicar los hechos y deslindar los campos. Que haya patologías de la libertad, no quiere decir que la religión y la violencia vayan unidos. Como ha expresado el papa Francisco en Cracovia: la religión contiene el mensaje de la caridad, el mandamiento nuevo de tender puentes de diálogo.

Precisamente Antohny Flew, a quien se cita seguidamente (18), después de cincuenta años de defender las posturas ateas, al cambiar y pasarse al teísmo, tiene la caridad de mostrar cuales fueron sus argumentos de hoy, pues desea compartir la dicha que siente con los demás colegas y amigos, aunque a veces no sea bien entendido.

Es interesante la crítica que hace Sádaba de Shopenhauer quien afirmaba que la religión era debida al deseo del hombre de ser inmortal: "La religión sirve para vivir cotidianamente sin caer en las redes del caos, para desarrollar una cálida relación con los otros congéneres, para hacer más levadera una existencia que carga sobre sus espaldas el dolor y la muerte" (41).

Es interesante señalar algunos errores que comete el autor del cristianismo, sobre todo debido a las fuentes que utiliza (45-47, 110-111). La obra culmina con una introducción a la neuroreligión, que raya en la ciencia ficción (122).

En suma un libro que, con lagunas, puede ayudar a despertar el hambre de Dios.

José Carlos Martín de la Hoz

 

Javier Sádaba, La religión al descubierto, ed. Herder, Barcelona 2016, 162 pp.