El catedrático de historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid, Valeriano Bozal, narra al comienzo del ensayo que deseamos comentar seguidamente, cómo surgió el tema de este libro, es decir, del “gusto artístico”. Nos comenta que surgió mientras realizaba un amplio estudio de investigación acerca de la pintura de Goya y lo enmarcaba en el gusto artístico de la época, y, de ese modo, profundizaba en la investigación de la estética de los grandes pensadores de ese momento, de ese modo lograba sintetizar el gusto artístico del momento histórico (11), y podía realizar posteriormente otros trabajos sobre la materia.

Así pues, la obra que nos ofrece el profesor Bozal tiene un marco y una perspectiva históricas, pero también hay que resaltar desde el principio de esta reseña que el libro hemos leído y recensionado es, en gran parte, deudor de la producción filosófica de Kant, a quien el autor cita abundantemente aunque, en cierto modo, le sobrepasa y desarrolla, pues desde entonces hasta la actualidad se ha escrito y profundizado mucho sobre el particular.

Efectivamente, el gusto parece una materia etérea y subjetiva, pero también, como tendrá oportunidad de comprobar el lector, son muchas las conclusiones objetivas sobre la materia que se pueden aportar y, sobre todo, cambiantes, pues evidentemente la profundización en la dignidad de la persona humana y en la vida social y cultural, hacen que se haya podido enriquecer, crecer y mejorar sustancialmente.

Evidentemente, el primer esfuerzo por salir del psicologismo en las materias del gusto corresponden a Kant (69) pero la cuestión no quedará ahí, pues desde entonces “la inmediatez” del juicio del gusto ha dado paso a la resultante de otros muchos vectores que entran en juego: “la condición histórica del sujeto del gusto tiene la virtud de poner en cuestión su propia figura en todas y cada una de las experiencias estéticas: una tensión que contradice lo «siempre igual» y «ya visto» de la cultura del ocio” (77).

Para la profundización en la materia nuestro autor utiliza el concepto de “representación” y lo define con estas palabras “es un articular en atención a un sujeto, si se quiere, a una mirada, que dispone las figuras en su relación” (117).  Asimismo, más adelante, señalará nuestro autor: “las categorías del gusto son los principios de las representaciones propias de la experiencia estética. En esta experiencia incluyo tanto la de una realidad natural contemplada, cuanto la de una obra de arte” (139).

Así pues, nuestro autor unirá ambos conceptos y escribirá finalmente: “la negatividad de categorías como patético y grotesco se centra en la condición misma de la representación, no en la eventual naturaleza de los motivos representados. No pretende el consuelo que hace de los motivos algo agradable, sino que alumbra la lucidez de estas miradas sobre el mundo” (156).

Con esa base recogerá los principios de “la gran teoría” de Tatarkiewicz: “la belleza consiste en las proporciones de las partes, para ser más precisos, en las proporciones y en el ordenamiento de las partes en sus relaciones” (140),

José Carlos Martín de la Hoz

Valeriano Bozal, El gusto, ediciones Antonio Machado libros, Madrid 2018, 170 pp.